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La jugadora recreacional experta en marketing jurídico y marketing del gambling, firma un excelente artículo sobre la presencia de las mujeres en el Póquer en la Revista Club que por su interés reproducimos para todos nuestros lectores

Sara Mariani: “¿Dónde están las mujeres en el póker?”

AZARplus

Sara Mariani, experta en marketing jurídico y marketing del gambling, así como jugadora de Póquer recreacional y defensora de este juego, ha escrito un excelso y detallado artículo en la revista Club sobre las razones por las que la figura de la mujer, pese a ser un juego en el que se invita a la diversidad e inclusión de todas las personas por su carácter social, aún no es tan cotidiana en las mesas de Póquer. Según señala la propia Mariani, “sigue siendo un tema en boca de muchos y que arroja todo tipo de opiniones”.

Sara Mariani realiza una gran labor de investigación consultando a diversas jugadoras y jugadores, así como recurriendo a expertas en la materia que han arrojado luz sobre aspectos más técnicos como Clara Guilló Girard, Dra. en Sociología y Profesora asociada de la UCM y Chiara Contreras, especialista en atracción del talento y políticas corporativas de igualdad y estudiante de Antropología Social y Cultural.  Un trabajo realmente excelente, sobre el cual también se ha hecho eco el propio David Cámara “Luzago” en su popular programa Marca Poker, entrevistando en su última edición a Sara Mariani y a Clara Guilló, como informamos hoy en AZARplus.

Para Sara, un primer paso a seguir sería el “generar un empoderamiento desde espacios no mixtos con los eventos exclusivos de mujeres, como invitaciones para favorecer espacios de práctica donde se desarrolle la habilidad in situ y se desmitifique el miedo al juego”. A este respecto, los torneos exclusivos para mujeres han sido una especie de trampolín o de iniciación al Póquer: “En este contexto es una acción positiva y temporal, ya que su razón de ser es que dejen de existir”.

No cabe duda, como señala la propia Sara Mariani en su artículo, que si todo el mundo conociera las particularidades del póker sin mala prensa, “estoy convencida de que jugaría mucha más gente, del mismo modo que si se rompieran las barreras históricas haciendo un juego más inclusivo despertaría el interés de muchas más mujeres”.

Ofrecemos a continuación el artículo íntegro firmado por Sara Mariani para la revista club, para todos nuestros lectores:

¿Dónde están las mujeres en el póker?

Tras haber competido en el Ladies Event del WPT en el Casino Gran Vía de Madrid y haber resultado ganadora, he tenido la oportunidad de participar en un debate que lleva mucho tiempo sobre la mesa y al que creo que no hemos prestado la atención que merece.

Esta reavivación del debate sobre la figura de la mujer en el póker ha despertado en mí un especial interés en profundizar sobre las razones que nos han llevado hasta la situación que actualmente vivimos en este entorno.

Para poder llegar a una opinión concluyente, decidí hacer una inmersión en las cuestiones que se venían tratando de una forma quizás demasiado superficial y para ello he realizado una labor de investigación atendiendo a la diversidad de opiniones ya formadas y recurriendo a compañeras que me han dado luz sobre aspectos más técnicos, a quienes aprovecho para agradecer su participación en la realización de este artículo: Clara Guilló Girard, Dra. En Sociología y Profesora asociada de la UCM y Chiara Contreras, especialista en atracción del talento y políticas corporativas de igualdad y estudiante de Antropología Social y Cultural.

Antes de avanzar, para poder entender, en contexto, el análisis realizado, creo importante ir a revisar la definición de algunos conceptos que trataremos. Para ello, me remito a las definiciones según la RAE de Feminismo: es el “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre” y el movimiento que lucha por la realización de este principio. Y “Machismo”, que se define como “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres” y “forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón”. Por tanto, me parece importante aclarar que estamos ante una falsa oposición.

El centro de la atención ha recaído en los torneos exclusivos de mujeres. Mi opinión al respecto, como ya he defendido previamente en otros foros (Programa 187 Marca Póker) versa sobre si el objetivo es que los espacios mixtos de juego sean motivadores para las potenciales jugadoras. Quizá un primer paso a seguir sea generar un empoderamiento desde espacios no mixtos con los eventos exclusivos de mujeres, como invitaciones para favorecer espacios de práctica donde se desarrolle la habilidad in situ y se desmitifique el miedo al juego. Algunas mujeres hemos dado el salto a esta disciplina gracias a este tipo de eventos. En este contexto es una acción positiva y temporal, ya que su razón de ser es que dejen de existir. Y no sé si lo verán mis ojos, pero desearía que mi hija algún día pueda jugar un torneo mixto con al menos el 40 % de jugadoras como ella.

Somos muy pocas jugadoras y se nos visibiliza mucho, por eso las actitudes paternalistas son muy evidentes.

Por el contrario, me pregunto si puede haber hombres que se sientan hostiles al ver mujeres en “su ámbito”. Pueden tolerar bien a una o dos mujeres en la mesa, pero ¿qué pasaría si hay más del 50%? Bajo mi punto de vista no se sentirían cómodos ya que en el imaginario colectivo él está en un espacio de privilegio hecho por y para hombres. Quizá no son conscientes de ello, pero puede manifestarse en su comportamiento, al igual que en su tipo de juego.

El mejor sondeo para saber realmente qué mueve estas decisiones sería preguntar a las propias jugadoras y a las potenciales jugadoras. Es necesario conocer qué barreras han encontrado éstas en torno al juego del póker. Las mujeres que no han visto las barreras de género tienden a desarrollar discursos individualistas y directamente no se han planteado otros. Por ello es vital conocer la opinión del mayor número posible.

¿Por qué jugamos al póker? Principalmente con el objetivo de demostrar nuestras capacidades y competir con otros. Y se comparte con los juegos de azar en general: el tiempo de esparcimiento, nos permite tomar decisiones propias y hacerse cargo de sus consecuencias así como estrechar lazos y relaciones y la integración en un grupo con el que compartir una afición. Cabe destacar que dentro de las personas que declaran no jugar (14,15 %) hay dos colectivos: uno con una barrera emocional respecto al juego, reacio al mismo, que ha desarrollado una aversión que se extiende a su estereotipo sobre “los jugadores”, a los que atribuyen rasgos negativos y otro que simplemente es indiferente al juego. (Fuente: Juego y Sociedad 2021- J.A Gómez Yáñez y C. Lalanda).

Lamentablemente el póker, aunque dista mucho de otros tipos de juego, como los de azar 100%, sigue teniendo este tipo de prejuicios.

Del mismo modo que este estigma y sensación que tienen las mujeres respecto a este juego históricamente masculino, el juego en general también tiene rasgos negativos y equivocados por desconocimiento y asociación propiciada por los medios de comunicación y las políticas actuales. Si todo el mundo conociera las particularidades del póker sin mala prensa estoy convencida de que jugaría mucha más gente, del mismo modo que si se rompieran las barreras históricas haciendo un juego más inclusivo despertaría el interés de muchas más mujeres.

El por qué juegan tan pocas mujeres respecto a hombres al póker (5-10 % del field) sigue siendo un tema en boca de muchos y que arroja todo tipo de opiniones.

Históricamente, las competencias que se asocian a este juego en el imaginario colectivo han sido vinculadas a “lo masculino”; competitividad, agresividad, destreza en el juego y en el deporte en general. Además, la práctica del póker en sí se ha realizado en espacios de los que las mujeres han sido excluidas o dónde su presencia no ha sido bien vista. En este sentido nos encontramos frente a la dicotomía hombre/espacio público – mujer/espacio doméstico.  A lo masculino le pertenece el ocio, el dinero, lo que pasa fuera de casa. A la mujer le toca lo privado, lo que pasa dentro de casa.

Parece impensable, dentro de esta construcción cultural de los roles de género, pensar en una mujer participando cómodamente de una práctica como el póker.

Si bien esto era algo normalizado y aceptado hace algunas décadas, hoy en día que los tiempos han cambiado, vivimos en la Era digital de la información, de la inmediatez y del empoderamiento femenino, ¿por qué la mujer parece que sigue sin interesarse por este juego? Algunas personas pueden opinar que las mujeres tienen una aversión natural al riesgo y no pasa nada o que existen factores biológicos sin más. Pero la aversión o la indiferencia a este juego vienen condicionadas por esas visiones ideológicas y barreras que se han construido históricamente y que no se disocian de nuestra mente con la rapidez que desearíamos.

Los seres humanos estamos moldeados tanto por la biología como por la sociedad.

Sobre las decisiones de riesgo y género, que haya diferencias de comportamiento no dice que éstas tengan una raíz biológica. No partimos de cerebros diferentes, con lo cual, no podríamos afirmar que este tipo de comportamientos o actitudes dependan de cuestiones biológicas. Tendríamos que profundizar, pues en los moldes socio culturales que influyen sobre una persona en un contexto geográfico-temporal determinado, independientemente del sexo de nacimiento. Si a las mujeres no nos gusta jugar al póker es porque no hemos tenido la oportunidad de adoptar como propias las acciones que implican este tipo de riesgo. Veamos el ejemplo de la mujer jugadora en otros ámbitos, como en la lotería o el bingo, donde el porcentaje femenino es algo mayor respecto al de los hombres. Este tipo de juegos de azar han tenido mucha popularidad desde la infancia y sin discriminación entre los sexos a lo largo de su historia, por lo que son mejor aceptados por el público femenino que busca compartir una afición en compañía a diferencia de los jugadores de póker que se mueven más por la competición y habilidad.

Entonces, ¿Qué diferencia al Póker de otros juegos de azar? Mi conclusión es que no podemos apartar la vista de los factores de aceptación social y, volviendo a una cuestión de roles asignados, en el póker observamos al jugador como un sujeto activo, que toma decisiones improvisadas durante el desarrollo de la partida, mientras que, en el bingo o la lotería, el jugador es un sujeto pasivo y cuyo éxito depende exclusivamente de factores externos.

Según la Doctora en Economía Nagore Iriberri sobre un estudio realizado previo a 2016 sobre la presión competitiva: “Cuando no hay competición no hay diferencias de género, pero en competición sí. Realmente comprobamos que a medida que aumenta la presión competitiva, las diferencias también aumentan, siempre a favor de los chicos”. Pero existen factores determinantes que no están claros y barajan varias opciones: “Una es que los chicos y chicas dan valor diferente a esos resultados en la competición. Otra puede ser también que realmente sea una capacidad, que cuando compiten tienen capacidades diferentes y otra es a través de los padres, que apoyan de forma diferente a chicos o chicas. Son tres explicaciones posibles, pero necesitaríamos más datos para entender mejor el mecanismo”.

Para profundizar más en las razones que alejan el póker de la práctica femenina, me he parado a pensar sobre qué papel cumplen las mujeres en espacios de juego y la conclusión me lleva de nuevo a pensar que, históricamente, en estos espacios, nuestro lugar ha sido otro: Nuestra función es la de agradar o estar al servicio de los jugadores: azafatas, presentadoras o masajistas, por ejemplo. De nuevo, no acostumbramos a ser parte activa de esta disciplina.

Con este mensaje tan claro y sutil se pone en relevancia que las jugadoras se han salido de su función y eso tiene un grave impacto negativo en la visión femenina de la actividad por todo el imaginario colectivo heredado. En conclusión, sigue siendo un entorno con barreras y algunas mujeres que han crecido con la visión más tradicional de los roles asociados, no llegan a interesarse en el póker sin darle una oportunidad real. Estas barreras son tan difíciles de desmontar que las rechazamos. Y puedo entender que da pereza. Ahora nuestra guerra en el empoderamiento gira en torno a romper otras barreras más urgentes como la brecha salarial o la dificultad de conciliación.

No obstante, del mismo modo que actualmente gozamos de mayor igualdad gracias a la lucha histórica del movimiento feminista, hoy es nuestro deber empezar a romper este tipo de barreras en este, nuestro juego. Desde luego, cuando no se hace nada, no cambia nada. Debemos ser partes activas de esta evolución.

Es necesario que haya un compromiso y medidas adoptadas por parte de las empresas para generar el cambio. En este sentido, es favorable visibilizar a la mujer que toma decisiones y sus logros en el sector del juego en general, desmitificando el arraigo sectorial a lo masculino. Que las plantillas sean más igualitarias en cuestión de sexo al igual que personal de apoyo en eventos, creaciones de asociaciones de mujeres jugadoras para que también favorezcan proyectos de estudio en pro de la inclusión de la mujer, así como la creación de políticas de comunicación coherentes con esta estrategia.

Aquellas políticas que pretendan cerrar eficazmente estas brechas deben centrarse en anular los estereotipos que condicionan su existencia. En los últimos años, la evidencia internacional ha probado la efectividad de varias intervenciones de tipo conductual y afirmativo. Por ejemplo: existen estudios que han demostrado que fomentar la autoconfianza de niñas y mujeres en sus talentos a través de la mentalidad de crecimiento (“no es lo que soy, es lo que puedo llegar a ser”), contrarresta las creencias ligadas a estereotipos y les asegura que poseen las capacidades requeridas para abordar cualquier área de conocimiento. También favorece su disposición a competir. (Fuente: BID. Habilidades del S.XXI: Una oportunidad para la igualdad de género. M. Bustello, E. Vezza)

En conclusión, personalmente casi siempre me he sentido cómoda en la mesa de juego, habiendo participado en una gran variedad y tipologías de torneos, mixtos o no, pero también observo que la figura de la mujer en el póker debe pasar a una posición más activa. Para ello, creo importante que también sean ellos quienes participen en otro tipo de puestos de apoyo que, como ya he comentado, suelen cubrirse con mujeres, de modo que conseguiríamos acercarnos a cuotas más igualitarias. El problema no está en las mesas, insisto en que siempre me he sentido una más del juego y los micro machismos que he observado han sido casos aislados, aunque es importante que las empresas que organizan los torneos pongan en relevancia el valor de generar espacios seguros para las jugadoras. Por otro lado, veo necesario un cambio en la forma de comunicación sobre los eventos, las jugadoras y las posibilidades que tenemos dentro de este mundo. Pese a las restricciones que enfrentamos en materia de comunicación y difusión, habría que hacer un esfuerzo por acercar al sector femenino la posibilidad de participar en el póker. Definitivamente, todo me lleva a pensar que la raíz del problema es la dificultad de acceso que tenemos las mujeres a estos espacios y, apoyándome en todos los estudios realizados sobre este tema y los datos obtenidos, son los componentes y aprendizajes socioculturales los que predominan en nuestras formas de actuar y relacionarnos en estos contextos. Así que, ¿Si hemos aprendido esto, por qué no desmontarlo y abrir nuevos caminos? Creo que en ello estamos, y me ilusiona ser testigo y partícipe de todos los progresos que vamos generando con miras a un futuro del póker más inclusivo y paritario.

VER AZARplus DE HOY.- David Cámara “Luzago” entrevista en Marca Poker a Sara Mariani y Clara Guilló sobre la baja participación de jugadoras en el Póquer

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