¡Que se mueran los feos!
Los cielos que iban a ser tomados al asalto, han entreabierto las puertas para evitar males mayores y algunas fortalezas ofrecen ahora su cara más racional…pero la mesnada socialista está como un flan…Esperan la bajada del puente levadizo, mientras observan a los cocodrilos del foso político que rodea la piel de toro…Algunos ensayan esbozos de generosidad y aquiescencia ante los nuevos tiempos que estamos viviendo y otros se santiguan frente los altares de Porcelanosa o del felipismo vitalicio de la beautiful people… Algo ha debido salir mal en el guión previo a la muerte de todos los feos… Isabelita Preysler de Vargas Llosa debería haberse presentado también a las Elecciones…
Los cielos que iban a ser tomados al asalto, han entreabierto las puertas para evitar males mayores y algunas fortalezas ofrecen ahora su cara más racional…pero la mesnada socialista está como un flan…Esperan la bajada del puente levadizo, mientras observan a los cocodrilos del foso político que rodea la piel de toro…Algunos ensayan esbozos de generosidad y aquiescencia ante los nuevos tiempos que estamos viviendo y otros se santiguan frente los altares de Porcelanosa o del felipismo vitalicio de la beautiful people… Algo ha debido salir mal en el guión previo a la muerte de todos los feos… Isabelita Preysler de Vargas Llosa debería haberse presentado también a las Elecciones…
Las Españas del Siglo XXI reclaman su derecho al piojo intelectual y aplauden el triple salto mortal desde el pedestal de Don Mariano Tancredo…Catarsis o Epifanía, el único que puede gobernar sumando votos, ni es obrero, ni parece socialista y ni siquiera aporta un partido unido…O sea, que la dinámica Política cada día es más parecida a determinados quehaceres de la Industria del Juego…Quiero decir que aquí sobran cocodrilos, gente guapa, personal desunido y parásitos analfabetos…aunque las Elecciones sean, igualmente, una farsa en clave cosmética…
Y esto pasa porque los Partidos Políticos desprecian al Juego y no son capaces de aprovechar los inventos que podríamos ofrecerles…Por ejemplo, podría haber un Gobierno al uso pero con la prerrogativa de poder formar un Gobierno Apéndice…Uno o varios…porque la brillantez de la idea daría de sí para las Autonomías…Algo de este jaez sería maravilloso…El Gobierno formal liberalizaría y el apéndice prohibiría… De esta forma, los españoles estaríamos bajo un paraguas que nos daría satisfacción a todos…Alguien debería llevar a la Zarzuela nuestra particular forma de entender la polis lúdica y su inherente ortodoxia planificadora…
Una pena, que no nos valoremos con suficiente altura de anteojeras…Casi cuarenta años de Juego y casi cuarenta de Democracia, no parecen haber sido suficientes para hermanar estas dos realidades…Parece que, en España, NO todo el mundo oye la misma campana de la libertad… ¿ Campana de la Libertad ?…¡ Vaya, sin quererlo, he traducido el nombre de la primera Máquina Tragaperras de la Historia !…Aquella entrañable Liberty Bell de la que todos nos hemos olvidado…¿ A quién votaría hoy Charles Fey ?… Se admiten apuestas…
Aquí lo que sobran son reglamentos del siglo XIX que no sirven para el siglo XXI y el personal desunido del que también habla Ortega entre la broma de su Gobierno Apéndice.
La crítica hoy es muy incisiva, porque es verdad que el juego nunca ha pretendido aprovechar la campana de la libertad que supone, sino más bien dar la campanada por la vía más rápida posible.Un saludo.
Jopé, jopelín, Orteguita. Hoy has escrito uno de los mejores artículos de tu vida y con tanta profundidad como ironía. Enhorabuena.
Es impagable Ortega que nos estés mentalizando a los profesionales del Sector para que veamos nuestra actividad desde la altura política que imprimes una y otra vez a tus comentarios. Además lo haces de una manera deslumbrante, demostrando que eres un periodista de raza y que te sobra ingenio y discernimiento para abordar todas las situaciones por complicadas que sean.
Y ya como opinión personal, muchas gracias por cachondearte de los poderosos de la Política, que así me curas de mi manía de amargarme el día cuando veo las noticias.