“Las palabras son importantes, eviten hablar de Jugador, de Juego Patológico utilicen Cliente y Juego Problemático”

Para comenzar el ponente lanzó su proposición de que el Sector evite la palabra jugador, presente en el propio título de la Mesa, para referirse al cliente, al usuario o al consumidor por el motivo esencial de que el término jugador alude a una imagen social de persona poco fiable. La mayoría de las personas piensa que los jugadores no conocen sus límites. Históricamente e incluso artísticamente la idea de jugador se ha representado con cargas negativas. Los clientes se identifican mejor con personas jóvenes, divertidas y felices y se mejoraría la relación con los medios de comunicación si se hablase de clientes y no de jugadores.

También pidió evitar las expresiones ludopatía y juego patológico usando juego problemático, que además es más correcto porque las anteriores son diagnósticos clínicos. Nadie puede diagnosticar una dolencia a través de una encuesta. Si utilizan la palabra ludopatía – dijo el ponente- que sea para cortar, porque en España la tasa de ludopatía es exactamente igual que la de Francia, Alemania, Holanda y Noruega, y eso está muy bien y no se puede pedir más a España. Las personas en tratamiento por ludopatía en nuestro país son 5.700, es decir el 0,014% de la población mayor de 18 años. Estos son los datos que hay que utilizar y no enredarse en debates estériles para el Sector.

Al hablar del perfil de los clientes de Juego tenemos que hablar del perfil de toda la población, porque España es un país en el que prácticamente todos jugamos. No juega el 26,7% de la población, porcentaje que se divide en dos partes: Gente gruñona y atravesada que emite un mensaje muy efervescente contra el Juego, y no porque sean pocos hay que minusvalorar su fuerza porque las personas monotemáticas hacen mella en la opinión pública; la segunda parte es la del 10/15% de personas normales que simplemente no les gusta jugar. Hay un 56,5% que son personas que juegan básicamente con SELAE y la ONCE, y aquí hay una alto índice de recurrencia, lo que no quiere decir que sean adictas al juego. Y luego hay un 16,8% que son sus clientes y que son gente simpática y que es así como más se divierten.

Hay 4 perfiles de clientes. El primero y más extendido es el cliente por ilusión, básicamente de SELAE y ONCE, que quieren ganar un gran premio. El segundo es el cliente por distracción, fundamentalmente las apuestas deportivas y la quiniela. Luego está el cliente por socialización que va a las Salas para ver amigos o hacer relaciones. Por último está el juego por competición, básicamente el póquer y algunos juegos de Casino para competir con la propia banca.

El principal problema de SELAE y ONCE es que tienen una demografía declinante. Tienen una fuerte presencia de personas mayores de 35 años, por ejemplo a la lotería de Navidad juega el 85% de personas mayores de esa edad, pero solamente el 30% por debajo de los 35 años. Los grandes premios de estos Operadores dividen el territorio: ustedes venden entretenimiento y ellos ilusión.

El juego por entretenimiento implica elecciones: ir a una Sala y seleccionar un juego. Se debe enfatizar que los clientes que aquí los clientes son muy racionales y consideran que el coste de lo que pierden es el mismo que el de ir a un espectáculo deportivo o artístico.

Uno de los aspectos que más va a cambiar en los próximos años es el de las Apuestas. Hay una simbiosis entre apuestas presenciales y online y por otro lado hay un descenso irreversible de la quiniela. A ambas modalidades juegan fundamentalmente hombres, los mayores de 35 a quinielas y por debajo de esa edad a apuestas. La demografía de las apuestas es ascendente y la modalidad se normalizará como un espacio de ocio.

Si se buscan imágenes de Salas y Salones de Juego en Google se encuentran imágenes algo problemáticas o de Salas vacías. Por lo tanto hay que asumir un trabajo de imagen: tienen que llenar Google de imágenes donde haya gente divirtiéndose.

Con anécdotas, incluso personales, Gómez Yáñez continuó desentrañando aspectos de la socialización y de la competición en el juego que enmarcan a la actividad en una función socialmente positiva. También sobre la mecánica que engendra las noticias sobre el Sector, donde una mala noticia crea una dinámica de continuidad en esa misma onda.

Los Salones de Juego tienen un déficit de imagen y asimismo de marca, excepto unas pocas empresas. El juego en las Máquinas es simplemente para pasar el rato, es esporádico pero su gran problema es que están asociadas a un tipo de Hostelería declinante, su población es declinante y compuesta mucho más por mayores que por jóvenes.

El juego no es el Juego, son los Juegos y tienen dinámicas completamente distintas y eso hay que explicarlo ante los medios de comunicación. Pero no tengan mucha esperanza en ello, porque los medios manejan la brocha gorda y hay que darles mensajes adecuados.

Dependiendo de cómo se enfoquen los establecimientos y sus juegos irán variando los perfiles de sus clientes. Hay tendencias que ya son perceptibles: todo va a ser cada vez más online. Y por eso hay que conectar el juego online con el juego offline. Las Apuestas van a ir a más y los Salones se van a consolidar como una fórmula de entretenimiento. Entre los jóvenes va a crecer la idea del Juego como entretenimiento y además tienen un gran control sobre sí mismos. Pero estas corrientes positivas pueden ser cortadas por la presión de la opinión pública.

En las Regulaciones se enfrentan ustedes a una situación completamente nueva de riesgo regulatorio con la aparición de Reguladores que tengan matices hostiles contra el Juego que elaboren normas que directamente vayan en contra del Sector. Esto está pasando en Inglaterra y en Italia, y no descarten que si ustedes no se mueven con habilidad pase aquí dentro de pocos meses, porque el Juego depende más de las elecciones autonómicas que de las nacionales. Las dos o tres décadas de tranquilidad regulatoria han terminado. En las Administraciones públicas va a haber una recepción bastante positiva del discurso antijuego. Harían ustedes bien en tratar de influir no solamente en las Administraciones de Juego sino también en las de Sanidad y Servicios Sociales.