Bailando con lobos y bobos

Hace unos años, en un Congreso de Cofar, el Secretario General de ANESAR se quejaba amargamente de la progresiva e imparable desaparición de los Salones dedicados a las Máquinas A… Yo, que estaba en la misma mesa de ponentes, le contesté que también habían desaparecido otros negocios como el de “SE COGEN PUNTOS A LAS MEDIAS” o “ SE CAMBIAN NOVELAS Y TEBEOS“

Hace unos años, en un Congreso de Cofar, el Secretario General de ANESAR se quejaba amargamente de la progresiva e imparable desaparición de los Salones dedicados a las Máquinas A… Yo, que estaba en la misma mesa de ponentes, le contesté que también habían desaparecido otros negocios como el de “SE COGEN PUNTOS A LAS MEDIAS” o “ SE CAMBIAN NOVELAS Y TEBEOS“.

Traigo esto a colación, porque la cara que puso el señor Lacarra mostrando su desconcierto, era la misma que también pude ver en muchos de los congresistas presentes. Cierto que se podría haber argumentado de otra manera, pero me niego a ser uno de esos intelectuales sectoriales que se pasan la vida haciendo alarde de su capacidad para adivinar el pasado. Y que conste que no me estoy refiriendo a Juan Lacarra, por mucho que sea el Secretario General de la Asociación más cutre y casposa del Sector, incluso más que ASEJU. El no tiene la culpa de la enfermedad más sistémica del Sector, de la que nunca acabamos de recuperarnos.

Me estoy refiriendo a que jamás las lágrimas han hecho resucitar a los muertos. Por mucho dolor, por mucha injusticia cotidiana, por mucha empatía que nos demuestren nuestros colegas, la realidad sigue siendo la misma. Como empresarios, tenemos la obligación de mirar de frente a la adversidad… y si nos han metido un gol, o veinte, lo que hay que hacer es sacar humildemente el balón de la portería cuanto antes y seguir jugando, con la ilusión y determinación puestas en ganar el partido. No existe otro camino mejor.

Pero esa vereda no es por la que habitualmente pasea un Sector que lo tuvo todo y ahora sólo parece capaz de demostrar el miedo a perderlo. La Presidenta de Euromat, en su fantástico discurso, tenía mucha razón en la frase final, que parecía pensada para los empresarios españoles: “Nuestro negocio no se basa en esperar a que pase la tormenta, sino en aprender a bailar bajo la lluvia“. No hay editorial que pueda superar una frase así…pero sí es posible especular con ella, porque “la tormenta“ puede que no se acabe nunca y que nos tengamos que pasar la vida “ bailando con lobos “… y bobos.