Vamos bien…
“El que calla, otorga” La parte más populachera de la Opinión Pública es muy sensible a este tipo de axiomas que están minando la credibilidad y honestidad de nuestra actividad…Pero aquí, nadie hace nada por evitarlo…Me he quejado muchas veces, pero seguimos igual…O no hay dinero, o no hay voluntad, o nos importa un pimiento lo que opine la Sociedad que nos da de comer… Acostumbrados, como estamos, al estigma histórico del Juego parece que ninguna “provocación” externa sea capaz de alterarnos el pulso…Oye, tú…Que vamos bien, déjalo estar…
” El que calla, otorga ” La parte más populachera de la Opinión Pública es muy sensible a este tipo de axiomas que están minando la credibilidad y honestidad de nuestra actividad…Pero aquí, nadie hace nada por evitarlo…Me he quejado muchas veces, pero seguimos igual…O no hay dinero, o no hay voluntad, o nos importa un pimiento lo que opine la Sociedad que nos da de comer… Acostumbrados, como estamos, al estigma histórico del Juego parece que ninguna “provocación” externa sea capaz de alterarnos el pulso…Oye, tú…Que vamos bien, déjalo estar…
Vale…Pues nada, leña al mono…que es de goma…Pero a mí, se me siguen calentando los bajos con estas cosas de tan cotidiana normalidad…Hoy leo en El Mundo que Javier y Pedro eran menores cuando comenzaron a jugar a las Apuestas…¡ Nada menos que a los quince años ! y uno de ellos ya debe 7.000 euros cuatro años después… Javier, Pedro y unas declaraciones de la “experta” en psicología de turno…Y, oiga, ¡ ya está hecho el Reportaje !… “ Cómo arruinarse con el juego a los 15 años “…Así, da gusto…Se extrapolan unos datos de la Fundación Codere y queda rematado el círculo perfecto…
La redactora podría haber echado mano de la pandemia esa que se vive en Aragón, para que el asunto fuera más “terrorífico” pero tampoco hacía mucha falta…Todo el mundo sabe lo perjudicial y venenoso que es el Juego, porque todos los días nos lo recuerda algún periódico, emisora de radio, canal de televisión y hasta alguna web de nuestro propio Sector… Estamos, pero que muy a gusto en este capítulo de la inoperancia profesional… Hacer nada o abrir la boca para decir tonterías es, aparentemente, lo más barato que nos podría costar este asunto…
Digo “aparentemente” porque no existe nada que nos cueste más caro a los Empresarios del Juego...Una Industria que no defiende ni a sus clientes, ni a los conceptos jurídicos y de moralidad que la soportan, está llamada a ser lo que públicamente parece que es...El negociete deshonesto de un grupito de ludotraficantes, ajenos al sufrimiento de mayores y menores enganchados al fomento del latrocinio diario y permanente que, incomprensiblemente, toleran los poderes públicos… O sea, que vamos bien…
Después de leer también la noticia del CERMI en Murcia, y mal que me pese, tengo que felicitar hoy a la ONCE por su inmensa sabiduría a la hora de sangrar beneficios para que, estas cosas de las que hablo, no les afecte a ellos…Quiero decir, que ni siquiera nos esforzamos en copiar estos quehaceres a los demás…Triste día, este de San Isidro, en el que debo trabajar secándome las lágrimas de la impotencia…
Yo también he leído el reportaje del que habla el señor Ortega y he visto el vídeo que lo acompaña.”Es repugnante” dice al final uno de los ludópatas, al que no se le puede ver la cara,y tiene razón: es repugnante pero lo que están haciendo con nuestro negocio,sin que ningún responsable importante del sector de la cara.
La ONCE es una sola empresa y nosotros somos miles.Aún así,Ortega tiene mucha razón porque nunca hemos hecho nada significativo para luchar contra esa lacra.¿Para qué nos sirven las asociaciones sectoriales?.
Formidable crítica.
En el artículo de “EL MUNDO” se deja claro que para apostar se exige el carné,algo que no sucede cuando compras un décimo de lotería o un cupón de la once y mucho menos cuando te lo venden en la calle con un diez por ciento de recargo,pero de esto nunca hablan los periódicos.Menos mal que tenemos a AZARPLUS para denunciarlo.
Menos mal ilustre y contestatario ORTEGA
Casi cuarenta años de actividad, cientos de asociaciones, miles de comilonas, whisky a gogó y directos al precipicio. Industrias e Imperios más altos han caído y nadie dice ni pío .
Nuestro amigo Ortega sabe perfectamente como funcionan las cosas en las prensa, y de siempre es un hecho que las noticias que mas “venden” o mas “sobresalen” son aquellas que “utilizan” algo negativo, suceso o acontecimiento, pero que sea “malo”, que se perciba así por el público, porque lo bueno lo normal lo mas habitual no es “noticia”.
Como buen sabedor de como se las gastan los “periodistas”, no debe extrañarse de de como se puede manipular un hecho aislado y extrapolarlo a nivel “general”. como si fuera lo habitual, añadiendo el dramatismo peliculero de las voces cambiadas y la sombra del rostro.
La cosa no dura mucho, afortunadamente, pero es como una patada en los “algodones”, en este caso para el sector del juego, que por mucho que predique o haga saber la realidad de una cuestión como es la normalidad del juego dentro de la sociedad, siempre encontrarán una frase o un dato, que tratado aisladamente y fuera del contexto de un informe, se utilice para que un “periodista” tenga su momento de gracia.
pero peor que los periodistas son los “especialistas” en el analisis y curación de la “enfermedad”, tratando de hacer llegar el mensaje que lo excepcional es algo habitual, o puede serlo, sin entrar en ningún analisis científico o que tenga una base mínima de credibilidad, utilizando cualquier caso para hacer de ello una extrapolación sin base y así conseguir mas apoyo o financiación de las administraciones públicas.
Son muchos años observando que de vez en cuando aparece este tipo de “intoxicaciones” a través de la no noticia, y como éste tipo de casos no resiste el menor analisis y menos el debate, a lo que naturalmente no se prestan quienes son responsables de ello.
La verdadera terapia es la que debe hacerse desde la administración, que a la vez son los que ponen en marcha las leyes, los que cobran los impuestos y los que están obligados a dar un tratamiento justo a un problema que solo se convierte en tal cuando se saca de contexto y no se relativiza.
Esta mundialmente aceptado por todos los expertos, y hay muchos y serios que lo conocen y estudian seriamente, que el nivel de personas que por sus características personales pueden tener problemas compulsivos con muchas actividades y no exclusivamente con el juego, no superan una cifra que está entre el 1 y el 1.5% de la población. Hay numerosos estudios que lo tienen muy bien analizado y lo demuestran.
Otra cosa es que los operadores, los gestores de los establecimientos de juego, deben ser todo lo estrictos y meticulosos que puedan en impedir el juego a menores, para evitar que esas excepciones se conviertan en un arma arrojadiza para una actividad perfectamente normalizada y socialmente aceptada.
Las apuestas deportivas en la que los eventos de todo tipo de deporte son el atractivo y contenido que es objeto del cruce de apuestas sobre sus distintos momentos, acciones y resultados, deben estar en y están en vanguardia en medios que impiden el juego a menores, tratando de evitarlo con una eficacia muy cercana al 100%, evitando cualquier atisbo de acceso a personas que no estén cualificadas para apostar.
Debemos estar convencidos de que lo estamos haciendo bien, que ponemos todos los medios a nuestro alcance, y que hacemos mucha mejor labor que aquellos que tratan de convertirse en salvadores utilizando a alguna persona aislada que pueda tener un problema. EMH
Vergonzoso que ningún partido político se haya atrevido con la ONCE, y cada vez con mas subvenciones, contratos de miseria, y unos directivos con sueldos opacos, y no digamos nada de sus liberados de la ugt, eso es para denunciarlo en un juzgado. Si recibe subvenciones del estado ¿ tenemos los contribuyentes derecho a saber cuento cobran los directivos de la ONCE y sus liberados de la ugt?
No es comparable en absoluto la compra de lotería, cupones de la Once, bonoloto-primitiva… con la exponencialmente peligrosa, viciosa y adictiva actividad que suponen las apuestas deportivas, que se refugian en una actividad sana y saludable, ensucian los mejores valores del deporte y crean un concepto pésimo en las mentes de adolescentes, jóvenes y adultos,con mentalidad infantil, que gastan su dinero para enriquecimiento IMPRODUCTIVO de cuatro “empresas”.
REPUGNA SUS SECTOR. LO SIENTO
No lo sienta, amigo número 9,tenga un poco de paciencia y lea la editorial del señor Ortega de hoy titulada “Transplantes”.Si, como dice el articulista,acabarán llegando los trasplantes de cerebro usted podría aprovechar la ocasión para abandonar mentalmente el paleolítico. Yo también LO SIENTO.
Debemos interiorizar que nuestra industria no es una industria cualquiera, como fabricar lavadoras por ejemplo, y que, aunque a alguno le pese, tenemos una responsabilidad social que debemos saber gestionar. Para empezar nuestra industria no puede pretender un crecimiento del consumo infinito porque entonces el juego deja de ser algo lúdico para convertirse en un aparente modus vivendi para muchos y en una actividad adictiva para muchos más. En consecuencia se debe limitar la oferta y controlar muy, muy bien la participación de menores. Por otra parte, debemos interiorizar que la permisión del juego organizado por empresas privadas no se justifica más que en la creación de puestos de trabajo y en la generación de ingresos tributarios gracias a la eficaz gestión privada, porque de lo contrario ya se encargarían de gestionarlo desde el sector público, que en definitiva es de todos, pese a quien pese. Lo demás son paparruchas.
Que tenemos una imagen difícil, eso nadie lo puede dudar. Aún recuerdo que a mí mismo hace mucho tiempo me incomodaba decir en que trabajaba. Afortunadamente los tiempos han cambiado, pero es aún es perceptible parte de ese estigma en lo tocante a nuestra actividad, lo que sucede justo al contrario con la ONCE… porque hacen una gran labor social y así lo cree la mayoría de la población.
Quizás sea esa batalla la que tenemos perdida la de la reputación, pero se puede invertir con inversión en campañas publicitarias, patrocinios, apoyo económico a causa nobles, etc.
A eso, por ejemplo, es a lo que se deberían dedicar nuestras Asociaciones, cuyo número es obsceno y cuya eficacia en la defensa de los intereses generales es vergonzosa