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La seducción de las palabras 

Las palabras tienen vida y su significante muchas veces supera a su significado. José Antonio Gómez Yáńez conoce muy bien los caminos que la sociedad utiliza para plasmar o definir la realidad mediante el lenguaje, detecta todos los trucos y herramientas para seducir a las personas y hacerles cambiar la percepción de las cosas. Su dedicación al estudio del Juego desde un punto de vista sociológico ha conseguido desmentir con el rigor científico necesario todas las mentiras que repetidas una y otra vez pretendían convertirse en verdad. Y sin embargo la situación no mejora… “Hace falta autocrítica”, concluye Gómez Yáńez y tiene razón. Porque las falsedades campan a sus anchas en los medios de comunicación tradicionales y se extienden como la pólvora en las redes sociales. Mensajes que no se sostienen pero que calan en la sociedad porque se dicen de una determinada manera por unas determinadas personas. Personas que seducen con las palabras, porque la palabra tiene mucho poder y si a eso le unes una buena estrategia propagandística pues ya tienes el calvo de cultivo perfecto para reclutar lo que podríamos denominar como  un ejercito de zombies intelectuales. Pero los tiempos han cambiado y el raudal de información que reciben las personas hace que toda la sociedad sea potencialmente miembro de ese escuadrón desnutrido de la verdad. Tanta información a todas horas nos sumerge en un letargo colectivo que hace muy difícil contrastar datos y llegar por tanto a la noticia verdadera. 

Y ante este panorama, Gómez Yáńez, también un estudioso de la comunicación humana se decanta por ser muy cuidadoso con las palabras. La Industria no tiene que seducir con la palabra, la Industria seduce con la verdad de su tecnología, la honestidad de sus objetivos y el compromiso con la contribución efectiva y sincera para generar riqueza y desarrollo de nuestro país. La Industria simplemente tiene que seleccionar muy bien sus palabras para armar el discurso que mejor define a su actividad. Y por eso, nuestro insigne profesor, no se cansa de decirnos, por ejemplo, que utilicemos el término de Cliente en lugar de Jugador.

Y en este contexto el Gobierno de turno, pero siempre juez y parte en los asuntos jugativos, ha creado el Ministerio de Consumo para llevar a término unas consignas “anacrónicas” que lo único que hacen es poner en evidencia un sistema que no funciona y cuya ineficiencia se tapa con palabras que no acompańan verdades. Pues bien, no seamos antiguos como nuestro querido Ministro y hablemos con palabras justas, transparentes y sigamos luchando contra aquellos que quieren acabar con nosotros seduciendo con palabras a nuestros clientes, porque según los datos, los verdaderos, la mayoría de la sociedad es cliente de nuestra actividad, un cliente feliz, deseoso de disfrutar de su tiempo de esparcimiento con nuestra propuesta de Ocio. 

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