El Plan de Juego Responsable 2025 de la ONCE presume de compromiso social mientras parece que mantiene privilegios normativos, control interno opaco y competencia desleal.
La ONCE blinda su relato ético mientras esquiva los controles reales en su nuevo Plan de Juego Responsable 2025
La ONCE ha presentado su Plan de Juego Responsable 2025, un documento que pretende reafirmar su “compromiso total y absoluto” con el Juego seguro. La organización estructura una serie de 35 objetivos y 133 acciones que, en teoría, abarcan desde la formación del personal hasta el diseño del producto, pasando por canales digitales y publicidad. Sin embargo, tras esa retórica del compromiso y responsabilidad, el verdadero control de la ONCE sigue estando en sus propias manos, sin auditorías públicas y sin sometimiento a la regulación del Juego a la que sí se somete el Sector privado.
El documento señala que “la carga de la prueba debe recaer sobre la propia Institución”, lo que establece a la ONCE como garante de su propia ética. Esta autorregulación unilateral, hace que la ONCE prácticamente actúe, se evalúe, y se felicite por el gran trabajo hecho. Y no solo ellos mismos, sino también sus palmeros dentro de las Administraciones.
El Plan insiste en que se trata de “una de las estrategias más relevantes” por su enfoque sobre los colectivos vulnerables, especialmente los menores. Mientras tanto, parece que sus Rascas siguen siendo vendidos a menores en las calles, y en las puertas de los colegios… O a diez metros de estos… que es la distancia que se han “autoimpuesto”. Ver para creer.
El Plan de Juego Responsable 2025, más que una garantía ética, parece un ejercicio de narrativa institucional cuidadosamente diseñado.
Ofrecemos a continuación el comunicado de la ONCE sobre el Plan, para que juzguen nuestros lectores:
Plan de Actuación de Juego Responsable 2025
El Plan de actuación Juego Responsable, es una forma simplificada de nombrar uno de los documentos más relevantes que cada año se aprueban en los correspondientes órganos de gestión y que representa el principal instrumento que informa el conjunto de actuaciones que en esta materia se van a llevar a cabo.
El Plan de actuación Juego Responsable, es una forma simplificada de nombrar uno de los documentos más relevantes que cada año se aprueban en los correspondientes órganos de gestión y que representa el principal instrumento que informa el conjunto de actuaciones que en esta materia se van a llevar a cabo.
Al comienzo de cada año, el Comité de Juego Responsable de la ONCE, en su primera sesión que tiene lugar en enero, aprueba un conjunto de documentos relacionados con este ámbito de la gestión, entre otras razones porque se ha de informar o dar cuenta al Gobierno de la Nación, a través de los Procedimientos y criterios de control establecidos en desarrollo del acuerdo vigente entre la ONCE y el citado Gobierno.
Uno de ellos, es el Plan de Actuación de Juego Responsable de la ONCE, (medidas activas de juego seguro), que estructura el conjunto de las actuaciones que a lo largo de todo un ejercicio la Institución llevará a la práctica, articulando en objetivos y acciones más detalladas la forma e intensidad de dichas actuaciones, así en concreto para 2025, se han planificado un total de 35 objetivos que comprenden 133 acciones.
El Plan de Juego Responsable, intenta seguir el esquema de secciones o apartados que recoge el vigente estándar de European Lotteries (EL), y por tanto el despliegue de las medidas planificadas abarca ámbitos como el de la gobernanza, las acciones formativas y de concienciación sobre el personal vendedor y sobre el personal no vendedor, las acciones relativas a los establecimientos integrados en el Canal Físico Complementario (CFC), el diseño de los productos que van a ser comercializados, el canal de Juego por Internet que en nuestro caso es JuegosONCE, la publicidad y el marketing de los productos, la derivación a los llamados prestadores de servicios de tratamiento, la formación e instrucción del jugador, el diálogo con los grupos de interés y la investigación, no siendo de aplicación para la ONCE, ni la parte relacionada con videoloterías ni con apuestas deportivas.
Pero lejos de quedarnos en esta exposición formal de cómo se estructura el Plan de Juego Responsable de la ONCE, lo relevante, consiste en profundizar en su filosofía y en sus aspectos “clave”, por eso se quiere transmitir:
- El compromiso total y absoluto con esta forma de concebir el juego, es decir, con una práctica segura y saludable del consumo de nuestros productos de lotería, cualquiera que sea su modalidad, resultando que jugar sea una actividad o práctica, razonable, consciente, limitada y por tanto segura y responsable.
- Este planteamiento, supone que la “carga de la prueba”, debe recaer y en el caso de la ONCE es así, sobre la propia Institución quien asume obligaciones que van más allá de la simple operación o gestión de una lotería, difundiendo y promoviendo mensajes y conductas que no se han de entender como responsabilidad del jugador o cliente, ni siquiera de la sociedad, prescribiendo de forma activa valores, principios, y mejores prácticas en todos los ámbitos en los que el Juego Responsable, encuentra su expresión.
Este compromiso, puede decirse que tiene varios escalones o niveles, el estrictamente legal delimitado por el marco regulatorio vigente en cada momento, el que representa el estándar ético configurado por los estándares internacionales de Juego Responsable que son cumplidos por la ONCE y del que los procesos de auditoría, son adecuados fedatarios cuando corresponde, y un tercer nivel que significa “una vuelta de tuerca más”, la asunción de mayor compromiso ante las personas y ante la sociedad mediante las actuaciones reales que la ONCE lleva a la práctica en temas concretos, tangibles y que tienen positivo pleno impacto social, resultando que fruto de todo lo anterior, somos un ejemplo y referencia tanto a nivel nacional como internacional, según las evaluaciones obtenidas en los procesos de verificación externos y en la consideración de lo que las personas y la Sociedad opinan de la ONCE.
Ese tercer nivel, lo configura o marca el conjunto de objetivos y acciones recogidas cada año en el Plan de Juego Responsable de la ONCE, que siguiendo una trayectoria nítida establece medidas orientadas tanto a profundizar en iniciativas ya abordadas, como a desencadenar nuevas acciones en entornos incipientes o en los que existe amplio recorrido por explorar.
Como aspecto muy importante que debe ponerse en valor para el año 2025, mencionar que la ONCE, consciente de la creciente sensibilidad social que existe sobre la protección de colectivos vulnerables, como el de los menores, aprobó en octubre de 2024 un Plan Especial para abordar esta problemática de protección a dicho colectivo, volcando e implementando en el propio Plan de Juego Responsable para 2025, todas las medidas recogidas en el citado “Plan especial de protección de menores de edad en materia de juego responsable”, de manera que ello representará una de las estrategias más relevantes planificadas.
Para “cerrar el círculo”, también cada año, en la misma sesión del Comité de Juego Responsable en la que se aprueba el correspondiente Plan de Juego Responsable para el ejercicio en curso, se aprueba la Memoria de Gestión que informa de todas las actuaciones realizadas en el año ya finalizado, siendo remitidos ambos documentos al Consejo General de la ONCE para su posterior envío al Consejo de Protectorado que es el órgano de referencia de la Administración Central, lo que indica la trascendencia del Juego Responsable y de las actuaciones que se llevan a cabo en esta materia.
Comunicado ONCE
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