El doctor en sociología advierte que el presidente empieza a mostrar claros signos de “embriaguez del poder”
José Antonio Gómez Yáñez analiza la estrategia de poder de Pedro Sánchez y lo equipara con “el ejemplo perfecto de jugador”
El doctor en Sociología José Antonio Gómez Yáñez ha publicado un certero y prístino análisis en The Objective en el que examina la figura del jugador y su paralelismo con el político actual, concretamente, lo equipara con la figura del presidente Pedro Sánchez.
Gómez Yáñez desmitifica la imagen tradicional del jugador como un individuo dominado por la emoción y lo redefine como un estratega que opera con fría lógica y un profundo conocimiento de las reglas del Juego.
El sociólogo señala que, a lo largo de la historia, el cine y la literatura han consolidado un estereotipo erróneo del jugador, presentándolo como una persona impulsiva. Sin embargo, en la realidad, el jugador es alguien que calcula probabilidades, analiza a sus oponentes y sabe detectar los momentos clave de la partida para tomar ventaja.
Gómez Yáñez traslada esta figura al ámbito político y señala a Pedro Sánchez como el mejor ejemplo de “jugador” en la política española actual. Describe cómo el presidente del Gobierno ha sabido manejar los tiempos y a sus adversarios con una técnica propia del jugador profesional: seduciendo, presionando o engañando según la situación lo requiera. A su juicio, Sánchez juega con la ventaja de conocer las reglas mejor que sus oponentes y de manejar a sus aliados para que sigan participando en su estrategia, aunque desconfíen de él.
En su análisis, el sociólogo compara a Sánchez con otros líderes políticos, como Felipe González, destacando que mientras este último tomaba decisiones dentro de una “cierta idea de España”, Sánchez parece guiado exclusivamente por su permanencia en el poder. Gómez Yáñez subraya que la ausencia de un proyecto alternativo por parte de sus rivales los condena a “jugar su Juego”, atrapados en una estrategia en la que Sánchez siempre lleva la delantera.
El reportaje concluye con una advertencia sobre los peligros de esta dinámica: la “hybris” o embriaguez del poder. Según Gómez Yáñez, Sánchez empieza a mostrar signos de esta tentación cesarista, lo que podría definir el próximo capítulo de la política española: “Lo que ofrece es lo que se ve: una sucesión de golpes de efecto y decisiones fragmentarias apoyadas por la heteróclita mayoría de la investidura”.










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