” ENHORABUENA POR EXCELENTE ORGANIZACIÓN … ESPERO QUE EL PRÓXIMO AÑO SALGA IGUAL O MEJOR “…
Así rezaba el telegrama que el Vice-Consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Antonio María Claret, envió a Juan Manuel Ortega tras el rescate que nuestro actual Editor de Honor había realizado de una Feria que, siendo el mejor escaparate comercial y político del Sector, se marchó a Barcelona en contra de la opinión mayoritaria de los profesionales andaluces y de la práctica totalidad de la Industria…Ortega, que ya la había organizado para Facomare en 1983, conocía muy bien el sentimiento de frustración que latía en los corazones de todos los Operadores de Andalucía y tras conseguir la Colaboración Oficial de la Junta y la anuencia de Anmare, puso de nuevo en pié una Feria que llegaría a ser Internacional y orgullo de todo el Sector durante sus 29 años de actividad…En nuestra Revista AZAR que hoy les presentamos, el propio Vice-Consejero de Gobernación hizo unas declaraciones que no admitían lugar a dudas : ” Torremolinos tiene que ser la Capital del Ocio. Volved el año que viene “…
Y así el número 30 de AZAR –mayo de 1987- fue un monográfico que recogía nuestra ruta periodística por todos los stands de la Feria de Torremolinos, que fue un evento de carácter histórico para el Sector y que había podido celebrarse gracias al esfuerzo organizador de esta Casa con Juan Manuel Ortega y Blanca Plaza a su frente, y la impagable colaboración de la Asociación ANMARE y de la propia Junta de Andalucía.
Dejemos en el recuerdo, y si hace falta en el olvido, las zancadillas y los empujones sufridos para sacar la Feria adelante y quedémonos con el éxito de una Industria joven que todavía amalgamaba en el Palacio de Exposiciones de la Costa del Sol sus máquinas B con todo tipo de aparatos de tipo A, pinballs y simuladores, junto a las Expendedoras de tabaco, tentempiés, refrescos o bolas infantiles con los juegos más clásicos de índole deportiva como futbolines, billares o boleras. Todos querían estar en Torremolinos y no sólo los profesionales andaluces, porque el carácter regional de la Feria no impidió la presencia de muchas empresas expositoras de otros territorios y de un número ingente de visitantes de toda España.
Podemos dejarle la valoración general del evento al Director General de Juego de la Junta de Andalucía, que en 1987 era Manuel Cortés y quien declaró en Rueda de Prensa: “Creo que no se puede hacer nada mejor en tan poco tiempo; mi impresión es que ha sido algo muy digno y muy necesario”. Aseguraba Manuel Cortés que todas las cuestiones del Reglamento de Juego, que estaba en fase de borrador, quedaban abiertas a la conversación con los profesionales puesto que la finalidad del texto era “que quienes inviertan dinero sepan a qué atenerse en los próximos diez o quince años”. También resulta curioso que ya entonces el Regulador afirmase que las máquinas interconexionadas de Salones no iban a tener ningún tipo de problema. Una manifestación que sin duda haría feliz a Pablo Arranz que como Presidente de ANESAR además de cómo empresario no dejaba de recorrer los stands de la Feria, según se puede comprobar en varias de las fotografías publicadas por nuestra Revista.
Otras opiniones reseñables de diversos Expositores y emprendedores quedaban reflejadas en nuestras páginas, como por ejemplo las de a la sazón Presidente de ANMARE, José Romero Bonilla, que decía que “el resultado de la Feria de Torremolinos ha sido para quitarse el sombrero”. Y es que, como declaraba Joaquín Franco: “¡Ojalá que todas las autoridades respondieran como las andaluzas!”, una situación correspondida desde el Sector como perfectamente definía desde COREMA- Málaga José Manuel Sánchez Arjona al proclamar que “los andaluces hemos dado el do de pecho”.
Congratulaciones, felicitaciones a la Organización y muestras de reconocimiento a las Autoridades andaluzas eran la tónica en todos los rincones del recinto que se expresaron directamente al propio Viceconsejero de Hacienda de la Junta, Antonio María Claret, en su visita a los stands que culminaba la parte más formal de unas jornadas que incluyeron la celebración del Congreso Andaluz del Automático en el gran Salón de Actos del Palacio de Torremolinos y que lógicamente pivotó sobre la inminente aparición del Reglamento andaluz de Máquinas y Salones con diversas intervenciones libres y abiertas que, es bueno recordarlo, supieron que su disparidad no generase enfrentamientos entre los profesionales ni entre estos y la Administración.
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