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Nuestro Editor de Honor pidió una Unidad Sectorial que sea capaz de elaborar un nuevo mensaje para que la Sociedad y los Poderes Públicos consideren a nuestra Industria como parte de la solución al gravísimo problema actual

” El Juego Pantagruélico ” de Juan Manuel Ortega se convirtió en la Ponencia más original y aplaudida del Congreso

AZARplus

La riqueza expositiva de nuestro Editor de Honor, realizada con un tono de tanta altura conceptual como cercanía coloquial, unidas a la complicidad personal e incluso humorística con su público, llevaron al Encuentro de AGEO una intervención que fundió el compromiso con la distensión para recorrer tiempos históricos, anécdotas tan relevantes como desconocidas de nuestra Historia sectorial o valoraciones tan audaces y polémicas como las que siempre han caracterizado a Juan Manuel Ortega. En este resumen recogemos a modo de pinceladas sobre su ponencia algunos de los puntos más destacados de su parlamento.

-Al titular mi intervención como El Juego Pantagruélico lo que he hecho es tomar licencia de ese concepto de lo que es una comida excesiva, porque creo que lo que nos estamos comiendo todos los que nos dedicamos al juego es especialmente abundante.
-Nunca hemos vivido una situación tal de “Incendio mediático”, como ha titulado mi querido amigo y gran periodista Óscar Delgado. Ante ello podemos ser contundentes, pero no hacer alardes de provocación y al elaborar durante 43 años la bandera de la defensa del Sector os confieso que este es el momento más difícil, más peligroso y con peor futuro que ha vivido el Sector, a pesar de su éxito como Industria.

-Me duele que estemos siendo ofendidos, calumniados y maltratados, pero esta es la Historia del Juego en general, dijo Juan Manuel Ortega para realizar una panorámica cultural de la trayectoria del juego en España desde el siglo XIX con prohibiciones, persecuciones y mil vicisitudes hasta llegar al siglo XX con paradas en la dictadura de Primo de Rivera, del estraperlo de Lerroux, del veto de Franco al juego excepto para el Estado y la ONCE, todo ello ilustrado con anécdotas tan sorprendentes como escandalosas hasta llegar a los secretos de las timbas clandestinas en el corazón de Madrid con altísimos personajes inclinados sobre los tapetes o frente a bombos ilegales de bingo. Porque fue el Bingo clandestino, secreto a voces, el que constituyó un fenómeno sociológico de los años 70. También entonces unos boletos ilegales alfombraron el suelo de innumerables bares de España, una vez que murió el dictador.

-En 1977 en aquella España sedienta de libertad se despenalizó el Juego con Adolfo Suárez. El Bingo se convirtió en el Rey aunque sin contar con una Ley del Juego, “porque éramos poca cosa” aunque en el nº 1 de la Revista AZAR llegamos a sacar en diciembre de 1984 el borrador de la frustrada Ley que llegó a ir al Consejo de Ministros. Pero solo salió, con un Gobierno socialista, una Ley sobre Potestad Sancionadora: Deberes, pero no derechos.

-Relató Ortega el “susto del Rosonazo” contingentando brutalmente al Sector, pero también recordó que pese a todo se puso al frente del Sector a un hombre como José Ignacio Cases, capaz de ir estabilizando y de ofrecer salidas a la Industria. Después llegó a la Comisión General del Juego Santiago Mendioroz, testigo de Jehová que odiaba el Juego, y que lanzó por primera vez el concepto de la ludopatía. Con buena fe y mucha ingenuidad la principal Asociación del Sector convocó un encuentro sobre el tema y al día siguiente los ciudadanos desayunaron con la noticia de que había cuatro millones de ludópatas en España.

-Con gran emoción Juan Manuel Ortega rememoró tiempos en los que la voz del Juego en las comparecencias en el Parlamento español no era la de los Exludópatas, sino la de representantes de la Industria como Joaquín Franco, quien presentó informes demoledores de la competencia desleal del Juego Público frente al Privado, “que bien podríamos trasladar a la actualidad”, cuando hasta la diputada Montero de Podemos y esposa de su líder Pablo Iglesias defiende con “argumentos de risa al Juego Público mientras tilda de buitres a nuestras empresas y empresarios”.

-Dudo mucho de que la ludopatía sea una enfermedad aunque así lo diga el DSM, la Asociación Americana de la Psiquiatría secundada por la OMS, que hasta 1994 consideró a la homosexualidad como enfermedad mental. Sí creo que es un problema al que el Sector no debería darle la espalda, desde luego cualquier cosa es mejor que dejarlo en manos de las asociaciones clientelistas que han demostrado ser las Asociaciones de Ludópatas.

-Hemos acuñado un término que para mí siempre ha sido un eufemismo peligroso: Juego Responsable. Fue importado del extranjero a Cataluña en 2006 y ha hecho que la opinión pública no distinga el objeto del juego de la acción de jugar, que son cosas completamente distintas. No se debe hablar de Juego Patológico, sino de jugadores patológicos porque ninguna máquina de juegos, mesa de Black Jack o baraja de cartas es responsable ni irresponsable. Es como si exigiéramos a los fabricantes de Albacete que hicieran cuchillos responsables.

-Lo que he hecho durante toda mi vida profesional ha sido defender al Juego, y la razón está de nuestra parte pero eso significa realmente poco para lo que estamos viviendo, dijo con el ejemplo de las dos Reinas de España comprando lotería a un vendedor ilegal en Mallorca y secundadas por la gente de la calle “según el principio que acabamos de oír exponer al profesor Gómez Yáñez sobre la envidia preventiva”.

-Incluso Juan Manuel Ortega se divirtió y deleitó a todos los presentes teatralizando en parte la vivencia real que había experimentado unos días atrás de una señora comprando cupones de la ONCE en una gasolinera, pidiendo números según su fecha de bodas y luego pagando con una tarjeta de El Corte Inglés mientras formaba ante la caja una cola de clientes: un completo agravio comparativo con las condiciones de venta y servicio que se le exigen al Sector.

Excedido en el tiempo que disponía adelantó una conclusión final en forma de un mensaje nuevo que todo el Sector debería valorar. El problema actual de la Industria no es solo de comunicación, que también, si no de la falta de una unidad sectorial que sea capaz de elaborar un nuevo mensaje para que la Sociedad, los Poderes Públicos y los Partidos Políticos no nos vean únicamente como “el enemigo” sino como parte de la solución a un grave problema que ha pasado a ser de altísimo interés general.

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