El cuento de SELAE y la madrastra de Blancanieves mirándose en el espejo…

Jesús Huerta, Presidente de SELAE / La Sexta

“Loterías, una entidad que comparte valores con toda la sociedad”, titula elEconomista.es una noticia… ¿o quizá un publireportaje? Y es que desde el inicio hasta el final, abunda en dicha cuestión de forma machacona pero, sobre todo, cero creíble para cualquier profesional que se dedique a la Industria del Juego. Basta con echar la vista atrás o, como suele decirse en el argot periodístico, con tirar de hemeroteca para darse cuenta de que tan fantástica oda busca lavar la imagen de SELAE o, lo que es lo mismo, esconder sus trapos sucios.

Y lo hace a la antigua usanza, inventando la realidad o, si se quiere, maquillándola al extremo, como hacía la famosa madrastra de Blancanieves. Aquella malévola reina del cuento que le preguntaba al espejo mágico quién era la más bella del Reino, que solo se quería a sí misma, se encontró con un espejo honesto, que a diferencia de su Corte, osó contradecirla, señalando a Blancanieves como la más bella entre todas. Y, lógicamente, despertando su furia, si bien urdió un plan en secreto contra la linda jovencita.

Un plan fracasado, finalmente, como bien sabemos. Porque, más allá de la simplicidad de todo cuento, es lo que suele ocurrir cuando se oculta la verdad, y esta no es confesable ante luz y taquígrafos, como debiera ser en cuestiones capitales como las que nos ocupan. ¿O es que SELAE no está constantemente escondiendo la realidad, por ejemplo, intentando separar Juego Público de Juego Privado? No es un secreto que SELAE y ONCE mantienen una guerra sucia para aniquilar la competencia y, en suma, mantener su monopolio.

En cuanto al método empleado en este artículo, en todo él se autoalaba sin descanso, sin autocrítica alguna. En algún momento, escondiendo defectos por sistema, y en otros apelando al imaginario social, ese arraigado a las tradiciones navideñas que incluyen el famoso Sorteo. Pero, al tiempo, escondiendo datos o, lo que es lo mismo, adoleciendo de un mínimo de realidad. Lamentablemente, el resultado es catastrófico, pues el objetivo de vencer convenciendo difícilmente puede lograrse con este tipo de exposición mediática, que no respeta mínimamente al lector.

Hablemos de ejemplos, por aquello de que, para muestras, valen los botones, y citemos tres cuestiones importantes cuya política por parte de SELAE deja mucho que desear: los menores y la publicidad, además de la tradición, todas ellas abordadas en el artículo, entre otras. Y veamos…

Sobre la tradición, podemos leer lo siguiente: “Precisamente, este valor por compartir es emblema, por excelencia, de la Sociedad Estatal y caracteriza a su tradicional Sorteo Extraordinario de Navidad -cuya última edición se celebró el pasado 22 de diciembre en el Teatro Real de Madrid-. Cada Navidad, todos compartimos los décimos con nuestros seres queridos -amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc.-. Se trata de una de las tradiciones con más arraigo en nuestro país, que ha ido pasando de generación en generación, convirtiéndose así en parte de las costumbres y de la cultura española. Es por ello que podemos afirmar sin duda que uno de sus principales distintivos es el respeto que profesa por las tradiciones.

Buena muestra de ello es la trayectoria del Sorteo de Navidad, que se ha mantenido imperdurable desde el año 1812. A él se suman, además, otros emblemáticos sorteos como el de El Niño (desde mediados del siglo XIX), La Quiniela (desde 1946), La Primitiva (1985) o el sorteo europeo EuroMillones (2004).

Aúna tradición e innovación

La entidad -al frente de la cual se encuentra Jesús Huerta desde el año pasado- mantiene una longeva historia a lo largo de la cual ha logrado aunar tradición e innovación, manteniendo así unos juegos atractivos y ampliamente aceptados por el público”.

Y acerca de los menores: “Por último, en tercer lugar, Loterías fomenta la protección de colectivos vulnerables; por ello, se esfuerza para prevenir y proteger a colectivos de riesgo como los menores, personas con adicción al juego Áreas a las que la Sociedad Estatal dedica esfuerzos, herramientas y medidas porque siempre se puede hacer un poco más en la protección de dichos colectivos. Solo compartiendo valores es posible seguir desarrollando una actividad que cuenta con la aceptación social de los ciudadanos, beneficiarios directos o indirectos de Loterías”.

En cuanto a la publicidad, se afirma que “Loterías está desarrollando tres líneas de trabajo en materia de juego responsable. En primer lugar, la entidad lleva a cabo una comunicación publicitaria respetuosa con el juego responsable, y no agresiva. Así, la compañía trabaja para lograr un equilibrio entre la ilusión inherente a la posibilidad de obtener un premio y el aspecto lúdico del juego, con el firme compromiso de evitar, a toda costa, que se produzcan tendencias hacia un juego compulsivo o irracional”.

¿Qué decir ante todo esto? Habida cuenta de que podría tratarse de la primera manifestación pública de SELAE de este tipo, y que se produce una vez ha amainado el temporal que supuso el caso Cosmin (no tanto a nivel mediático, como ya denunciamos), no resulta descabellado pensar que con este artículo se intenta exculpar a Loterías. Tampoco resulta creíble este mundo de color de rosa en el ámbito publicitario, tal y como hemos denunciado mil y una vez, como tampoco se puede utilizar el escudo de la tradición para protegerse de la verdad, como es la realidad palmaria que supone que la Industria la componen tanto Juego Público, Juego Semipúblico y Juego Privado, cada uno con sus particularidades, pero todos bajo el mismo paraguas.

¿Y, a qué viene tanto miedo? Probablemente, no tanto a lo que los medios puedan decir, porque en este caso la herida se está curando antes de hacerse, ya que lamentablemente la opinión pública, incluyendo la mediática, es tremendamente benévola con SELAE. Muy al contrario, en el reportaje subyace el germen de lo que presumiblemente a partir de ahora va a ser un constante bombardeo en los medios: SELAE es muy responsable y actúa en consecuencia, además de potenciar el valor de la tradición que, aunque parezca mentira, en pleno siglo XXI es una parte importante que sustenta este monopolio…

O quizá esté ahí el quid de la cuestión, ese mirarse en el espejo mediático buscando una respuesta favorable e irreal que, esta vez por suerte, nunca llegará si de un periodismo riguroso hablamos.

Y no lo hará porque el espejo debe reflejar la realidad, ya nos lo enseña el cuento, y de poco valen los mensajes propagandísticos cuando el interlocutor es una ciudadanía que exige un mínimo de rigor periodístico. Y si ese lector no lo hace, entonces, al menos, cabe afirmar con total certeza que lo merece. De no plantear las cosas de forma sensata, el discurso es puro cuento. Además de que en este caso, tarde o temprano, va a pasar lo mismo que en la historia que nos sirve de metáfora, pues creyéndose la reina la más guapa y la única que merecía el mejor dictamen del espejo, dio la espalda a una realidad que podría haberle ayudado a sobrevivir. Porque, recordemos que resultó que la reina no pudo soportar la noticia de que Blancanieves seguía viva y, para ella, -sin miedo a cometer espoiler-, cabe decir que el cuento tuvo un mal final.

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