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En la Mesa Redonda sobre “¿Y ahora qué? Los grandes retos del sector”, participaron de forma admirable Eduardo Antoja, Presidente de Honor de EUROMAT, como moderador, así como Alejandro Landaluce, Director General de CEJUEGO; María José Gallardo, Vicepresidenta del GRUPO R. FRANCO, María José Solé, Sociólogay Aitor Uriarte, Director General del Juego del País Vasco

Educación, información y mesura para afrontar los grandes retos Sectoriales

AZARplus

Dentro de la exitosa celebración este jueves del XIV Congreso de Juego Responsable de ACENCAS, resumimos en esta información los planteamientos más relevantes de la Mesa Redonda, en la que distintos especialistas de la Industria del Juego realizaron brillantes exposiciones en torno a la cuestión “¿Y ahora qué? Los grandes retos del sector”.

Moderada por Eduardo Antoja, Presidente de Honor de EUROMAT, la Mesa contó con la participación de Alejandro Landaluce, Director General de CEJUEGO; María José Gallardo, Vicepresidenta del GRUPO R. FRANCO, así como de María José Solé, Socióloga y de Aitor Uriarte, Director General del Juego del País Vasco.

La primera intervención de esta Mesa corrió a cargo de la socióloga María José Solé, quien apuntó que se dedica fundamentalmente al estudio del tema de menores. Al respecto, hizo hincapié en “la convergencia tecnológica” que, a su juicio, ha llevado a que la experiencia del usuario, “cada vez más hace que a los menores les gusten unos juegos de azar muy dirigidos o muy pensados y diseñados como son los Videojuegos”.

También se pronunció sobre las dificultades que observa en los estudios de prevalencia para brindar cifras el respecto, apuntando que es importante “ser muy prudente cuando se habla de estudios con menores“. La razón, tal y como explicó, radica en que “se utilizan muchos conceptos distintos” cuando se realizan estudios sectoriales cualitativos, además de señalar el “problema de que se utilicen instrumentos que no son homologables, o sea, cuestionarlos para preguntar a los menores que son de adultos”, con lo que “salen unas frecuencias y unas prevalencias altísimas”. Por lo tanto, concluyó que “no se puede aplicar cuestionar los de adultos a menores, porque salen estas cifras tan extrañas que hacen pensar que no entienden lo que se les está preguntando. Por lo tanto, yo sería muy prudente cuando se habla de estudios a menores”.

Como posible solución, Solá dijo que “yo exigiría la Dirección General de Ordenación del Juego un estudio de prevalencia de menores con una cifra que todos podamos utilizar”. De este modo, apuntó, será posible que “todos estemos tranquilos al hablar de 0,3 o de 0,6, la cifra que sea, pero que no se manejen estos alarmismos. Porque la primera que se asusta soy yo cada vez que cojo un informe nuevo y veo frecuencias cada vez más altas”.

A continuación, tomó la palabra María José Gallardo, Vicepresidenta del GRUPO R. FRANCO, quien abordó “la situación que tenemos en el juego presencial”, en relación al “silencio”, planteando “si somos culpables de haber estado en silencio sobre lo que nos está pasando”. Enfocando la cuestión en “la aparición de los juegos de azar en los videojuegos”, una “mezcla” en la que ambos “convergen, porque se emplean las mismas técnicas de gamificación para monetizar ya enganchar a los clientes, y eso sí que es peligroso”. A su juicio, merece la pena resaltar que “el sector del juego tradicional es consciente de que su silencio viene de maravilla” a algunas empresas, y a su vez, de forma indirecta, ello “ha impactado en la opinión pública, y hace que estemos en una situación muy comprometida”.

“Las grandes empresas de apuestas del juego online han aprovechado la falta de regulación de la publicidad del juego online para potenciarse en los medios de comunicación masivos, provocando una situación desmedida e invasiva”, con el consiguiente perjuicio para la Industria del Juego, “dado que políticos, medios de comunicación y parte de la opinión pública mete a todo el sector del juego en el mismo saco, sin diferenciar productos y canales”. Igualmente, ha apuntado como problemático que se hayan “visibilizado este mismo tipo de mensajes en nuestras calles, con la aparición progresiva de locales de apuestas en aquellas comunidades en las que no se exigía ninguna planificación”. Y, como consecuencia de ello, “se ha dibujado un escenario en el que el juego para cualquier ciudadano ajeno a nuestro sector, le ha parecido estar descontrolado”.

Creándose “un caldo de cultivo que, servido en el momento político que hemos estado viviendo, ha derivado en una alarma social ante el juego, sobrevenida, y ante nuestro silencio, pero ahora que queremos hablar, no nos dan voz. Porque nuestra verdad no es escuchada, y no se le da ningún crédito. Diría yo que estamos viviendo momentos de posverdad, en los que los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las emociones”. Al respecto, Gallardo dijo que “todo ello puede ser el resultado de la desinformación, y puede haber dado lugar a la propagación de los fake news sensacionalistas que ha desvirtuado la realidad y propiciando la alarma social como alerta, y dato preocupante para todos”.

Para paliar esta situación “debemos exigir a las cadenas públicas y privadas que las informaciones y reportajes que emitan tengan el respaldo de estudios científicos contrastados o bien dejar claro que son opiniones de sus invitados”, recordando que “en España la DGOJ y otros entes autonómicos velan por juego responsable y sería deseable que fueran consultados”. Porque, al hilo de lo apuntado, “hablar con responsabilidad del juego es fundamental para contribuir al juego responsable”.

En cuanto a la difícil situación, Gallardo dijo que “en estos momentos más que nunca es cuando todo el sector debemos mantenernos unidos, hablar con una comunicación proactiva que permita informar a los políticos y a los ciudadanos”, además de trasladar cuáles son “nuestros valores, lo que aportamos, qué es una actividad legal regulada desde hace más de 40 años, que genera riqueza y empleo. Y que, por encima de todo, nos preocupan las personas. Debemos invertir cuántos recursos sean necesarios para normalizar el sector y recuperar la imagen que nos corresponde, comprometiéndonos con la sociedad y consensuando con los políticos acciones que den respuesta al programa social, con el fin de poder seguir desarrollando nuestro negocio”.

Dentro de este planteamiento, “también es imprescindible acabar con esta alarma social sobrevenida. La tolerancia cero de menores ha sido siempre nuestro primer objetivo: todas nuestras máquinas de hostelería ya incorporan desde hace mucho desde los principios, con mensajes de prohibido menores, que avisa de que no se pueden jugar los menores. Cada comunidad tiene reglamentado el tamaño de letras, incluso la tipología”. A su vez, aludió a acciones que se están llevando a cabo a nivel formativo, en relación a la Acreditación de Juego Responsable en los establecimientos de hostelería de COFAR, apuntando que “nuestro gran reto es reducir a cero el índice de juego” y subrayando también “nuestra voluntad de colaborar con asociaciones” dedicadas al Juego Problemático.

Gallardo, por otro lado, reclamó seriedad a la hora de plantear problemáticas reales. “Antes de decir que existe un problema social, que los menores juegan, hay que saber si eso es cierto. Para poder saberlo, precisamente, la policía puesto en marcha la operación Arcade, y el mismo Javier Molinera ha dicho que no existe un problema con nuestro juego”.

Por último, se refirió a “nuevas modalidades de juego, como los videojuegos y el free to play, que está disponibles en Internet a todas horas para cualquier niños de cualquier edad”, sobre los que “debemos estar alerta”, apuntando que “la razón del auge del videojuego en dispositivos móviles ha sido la introducción del free to play, un modelo de negocio que utiliza los videojuegos más famosos como Fortnite o Candy crush, y en el que la monetización se consigue mediante compras o micro transacciones”. De cara a todo ello, resaltó la necesidad de “una regulación que lo controle” y “la importancia de la formación de los colegios y de la familia, ambos dentro de una responsabilidad social compartida y educativa”.

María José Gallardo cerró su brillante intervención reclamando una normalización mediante una investigación de la realidad para acotar lo que realmente es información, así como trabajar en la formación como mejores antídotos contra la predominante posverdad. En este sentido, quiso terminar con unas palabras del filósofo Cornelio Tácito, cuando señaló que “la verdad se robustece con la investigación y la dilación; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre”, rompiendo una lanza en favor de ello al afirmar que “hagamos prevalecer esa verdad frente a la apresurada posverdad”.

Alejandro Landaluce, Director General de CEJUEGO, le relevó en el turno de palabra, para abordar de forma magnífica la cuestión planteada por el moderador, Eduardo Antoja, en relación a la existencia de una alarma social. Un aspecto que, para Landaluce, requiere de un análisis más amplio, afirmando que “no hay una alarma social con respecto al sector del juego, pues vivimos en una sociedad en constante alarma”. Por lo tanto, dicha alarma debe entenderse partiendo de la idea de que “vivimos en un mundo en el que los medios de comunicación están creando una sociedad en la cual hay que vender este tipo de tragedias a todo el mundo, y no solo con respecto al sector del juego”. Así las cosas, Landaluce señaló que “contra eso es muy difícil luchar, pero hay que hacerlo”, además de apuntar que “aportar los datos, ahora mismo no es lo que más está demandando la sociedad”.

Landaluce planteó, al hilo de lo dicho en la anterior ponencia sobre las actividades placenteras, que es “una realidad” que “toda actividad que el ser humano percibe como placentera es susceptible de crear una adicción, según afirman los psiquiatras”. Por lo tanto, “tenemos que ver qué tipo de sociedad queremos, porque hay que proteger a los menores, sí, pero hay que crear ciudadanos adultos que tengan criterios, que sepan manejarse en esta sociedad, porque en breve se convertirán en adultos y hay muchas tentaciones”.

En relación a los Videojuegos, apuntó que “no tenemos que criminalizarlos”, puesto que “lo más importante es que hay que formar. Hay que gastarse dinero en información y en prevención, hay que ir a los colegios y hablar de muchísimas cosas en los colegios”, en alusión “no específicamente al juego, sino también al sexo, al uso de las redes sociales, con el alcohol, y con todo tipo de actividad que el ser humano percibe como placentera, porque hay una parte de la sociedad que no controla sus emociones con todo ese tipo de placeres y tentaciones”. Finalizando esta cuestión dijo que “hay gente que se relaciona mal porque no es capaz de ponerse unos límites para eso está la sociedad para hacer esta regulación que ocurre que este mensaje y tenemos que trasladar a la sociedad no vende”.

Por último, Landaluce se refirió a sus intervenciones en la televisión y otros medios generalistas, señalando que “son muy decepcionantes porque los programas ya están precocinados. Ya sabes a lo que vas, porque vende mucho más la tragedia, el drama, que el intentar poner los puntos sobre las íes”. A su juicio, esta tendencia debería revertirse, y centrar los esfuerzos en “plantearnos qué sociedad queremos e invertir para que los ciudadanos sepan comportarse”.

La intervención de Aitor Uriarte, Director General de Juego del País Vasco, por su parte, comenzó respondiendo a la pregunta planteada por Antoja sobre si “tener una mayor estabilidad política que otras comunidades autónomas facilita que se puedan establecer políticas de juego de responsabilidad social más sólidas y más duraderas”. Sin embargo, de acuerdo con su visión, los aspectos clave al respecto deben centrarse más en los recursos o circunstancias que consiguen facilitar el trabajo de su Dirección. En alusión a la importancia de que se reduzca el “ruido con el que tengas que trabajar, e intentar convencer de lo que se está diciendo”. Y con este objetivo se trabaja, buscando que los esfuerzos se dediquen a “hacer una labor más positiva”, al tiempo que señaló que “resulta imposible” que la Administración “se adelante” a los acontecimientos.

A su juicio, “es como crear una medicina después de que se ha creado la enfermedad, por lo que nosotros siempre por mucho que queramos hacer medidas prospectivas, la norma la tenemos que aplicar sobre una realidad“. Además de señalar el handicap que supone la lentitud institucional. En palabras de Uriarte, “la Administración es tremendamente lenta, nos hemos dotado de una administración muy garantista y, por ejemplo, un reglamento que, en teoría, se puede sacar en 6 meses, en la práctica te lleva al año, y una ley, si la sacas en la misma legislatura es todo un éxito“. No en vano, según señala, “intervenimos un montón de actores y hay que hacer unos muchos informes y todo ello conlleva que seamos lentos. A veces se dan casos de que el asunto que quieres solucionar, para cuando llegas a ponerlo sobre el papel, ya no hay asunto”.

Uriarte también subrayó la importancia de haber creado el Observatorio del Juego, puesto que se agiliza la obtención de datos técnicos e informes, entre otras ventajas. Un organismo clave, por otra parte, para “poder operar con unas buenas normativas, ya que para ello tenemos que tener datos y datos…”.

Por último, apuntó que desde el Observatorio se ha creado un plan de acción que, con cambios regulatorios, va a otorgar “mucha importancia a la prevención, a la formación y a la información”. Al respecto, concluyó señalando que, al margen de lo que la normativa pueda aportar, “a mí me gusta más hablar de la responsabilidad del juego, porque nos tenemos que implicar toda la sociedad”.

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