Les ofrecemos en EXCLUSIVA este magnífico Artículo de Opinión del profesor José Antonio Gómez Yáñez
Dimensión y percepción del Juego Online en la Opinión Pública
El juego online ocupa mucho espacio en los medios de comunicación. Pero, vaya por delante que el gasto real en juego online en España es de menos de 800 millones de € al año. Equivale al 7,7% de lo que se gastó en juego en 2019. El restante 92,3% se dividió en dos mitades algo desiguales, entre las loterías de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) y la ONCE y el juego de entretenimiento. En relación con el PIB el juego online representa el 0,06%, una cifra microscópica (pero es acostumbrado que todo lo relacionado con el juego se agigante).
Al cabo de 2019 jugaron alguna vez online un millón de personas, pero su juego es muy discontinuo, la mitad sólo jugó alguna vez durante tres meses, después “desapareció”. La tasa de abandono del juego online es muy elevada, como afirmaba la Memoria del Real Decreto sobre Comunicaciones que tanto ha ocupado.
Cada mes juegan algo más de 400.000 individuos (el 1,2% de los mayores de 18 años), los puntos altos los marcan las competiciones deportivas. Como señala el Ministerio de Comercio, “la intensificación de la inversión publicitaria no ha ensanchado la base de clientes en igual proporción” (memoria justificativa del Real Decreto ya conocido).
Cabría decir, por tanto, que cuantitativamente, el juego online en España es una afición muy minoritaria.
Online se juega, esencialmente, a dos cosas. Las apuestas en deportes son la mitad de este mercado. A la vez, las apuestas online son la mitad del volumen total de apuestas deportivas que se realiza en España (presenciales+online). La otra mitad en gran medida está ocupada por el póquer. Una fracción se destina a otros juegos de casino y al bingo, pero son minoritarios.
En gasto, se puede decir que la afición al juego online implica costes moderados para sus clientes, por término medio: 37,4€/mes o 8,6€/semana, es decir, lo que se destina a un hobby. Es verdad que en este indicador hay diferencias importantes.
Un último aspecto conviene reseñar. Es posible –o sea, esto es lo real- que el debate sobre el juego online no tenga su raíz en su dimensión real, sino en la presión publicitaria desencadenada y en alguna campaña muy agresiva (tanto, que su protagonista renunció a continuarla y Autocontrol advirtió sobre ella). Es posible que el sector del juego online deba recapacitar sobre esto. Para las empresas de juego online que no tienen una red de locales físicos, la publicidad es único vehículo para recordar a sus clientes su existencia, para estas empresas la inversión publicitaria es imprescindible y debe ser presionante. El problema es cómo percibe esta publicidad la opinión pública, no sólo sus clientes. El fragmento de población que tiene aversión al juego, que existe y que se puede cuantificar en un 10% de la población, y es muy activo en la opinión pública y publicada (la gente monotemática suele serlo y no conviene subestimar su capacidad para influir sobre otros), reaccionó muy negativamente, desencadenando una reacción indiscriminada contra todo el juego de entretenimiento (curiosamente no contra el juego puro, el de suerte, las loterías). Ha encontrado portavoces políticos que arrastran a otros partidos que habían regulado bien el juego presencial. Salvo ignorancia por mi parte, está por medir cuál es la valoración real del conjunto de la opinión pública sobre la publicidad del juego online. A falta de este estudio que proporcionaría datos consistentes y, tal vez, hubiera permitido al propio sector autorregular su presión publicitaria, el sector ha tropezado con una reacción desmedida que está desembocando en medidas restrictivas. Como siempre que se desencadenan estas olas, la reacción se llevará por delante muchas cosas que están bien hechas.
Toda crisis es una oportunidad, un dicho muy repetido. Pero la nueva regulación de la publicidad del juego online tal vez sea la ocasión para reconducir ese debate a parámetros más racionales.
Perfecto !!! A ver si lo leen en la DGOJ y se lo transmiten al Ilustrisimo Sr. Ministro