De Oca a Oca
Cuando los problemas se acumulan, las soluciones se retrasan y las políticas de futuro se hacen inexistentes. Mis queridos lectores lo deben saber muy bien, igual que yo. Hablo de un axioma de reconocimiento popular que afecta a todos los ordenes de la existencia humana. ” Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo ” decía el gran Ortega y Gasset en su más celebre frase de la que sólo suele citarse la primera parte. Pero lo importante es la segunda afirmación, porque si no somos capaces de cambiar, transformar o eliminar esa circunstancia, tampoco podremos salvarnos.
Cuando los problemas se acumulan, las soluciones se retrasan y las políticas de futuro se hacen inexistentes. Mis queridos lectores lo deben saber muy bien, igual que yo. Hablo de un axioma de reconocimiento popular que afecta a todos los ordenes de la existencia humana. ” Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo ” decía el gran Ortega y Gasset en su más celebre frase de la que sólo suele citarse la primera parte. Pero lo importante es la segunda afirmación, porque si no somos capaces de cambiar, transformar o eliminar esa circunstancia, tampoco podremos salvarnos.
Exactamente eso sucede en el Juego. La acumulación de problemas no sólo nos tiene prácticamente inmovilizados, sino que amenaza con mostrar la cara más amarga de la incapacidad crónica ante un mal sectorial que ya es sistémico. Aquí vamos de Oca a Oca y tiramos no cuando nos toca, sino cuando nos sale de los cojones. Entre unos y otros, hemos creado una red de compromisos clientelares que hace imposible la elaboración de una Hoja de Ruta que beneficie al interés general.
Ese ” yo soy yo y mi circunstancia ” no se interpreta en un contexto de libertad de empresa, sino más bien como mosca cojonera corporativa. Yo, que tanto me meto con las Asociaciones, debo reconocer y reconozco que me volvería loco ocupando un cargo de Secretario General o Presidente. Muestro, por tanto, cierta empatía ante la inmensa dificultad de poner orden y coherencia en los patios vecinales asociativos, donde unos y otros se divierten tirándose del moño o enseñando la punta de la navaja, la mismísima punta del capullo quiero decir.
En este orden de cosas, existe además un grave problema que sistemáticamente se olvida. Acuciados por problemas puntuales, parece no haber tiempo ni margen para la definición y puesta a punto del nuevo escenario que los tiempos demandan. Debatir sobre ciertos requisitos para viajar en burro, pongo por caso, no parece muy inteligente en la era del AVE o los vuelos del Airbus, pero eso es lo que se hace. Se discute sobre sistemas que no podrán funcionar en un futuro inmediato. Vivimos en la parte más oscura del túnel del tiempo sectorial…
Eso y que la mayoría de empresarios han delegado sus más importantes funciones en sus contables y representantes… Acabo de asistir a la Asamblea General de una importante Asociación y no pude evitar recordar con quiénes se celebraba ese mismo Acto hace 25 ó 30 años. Allí estaban Joaquín Franco, Manolo Lao, Jose Antonio Martinez, Juan Paredes, Eduardo Morales… Que nadie me diga que de aquellos mimbres salieron los cestos que ahora fabricamos… y que nadie vea una crítica a los dirigentes de FACOMARE, porque si no fuera por la ingrata inmensidad de su trabajo, ya ni siquiera existiría el Sector. Con tan pesadas y divergentes alforjas de los miembros asociativos delegados de sus empresas, el camino se hace necesariamente corto y lento, cuando no impracticable. Así lo pienso y así lo escribo, mientras sueño con que el proyecto de la Ley de la Unidad de Mercado me despierte haciendo buenos mis desesos.
Yo no se si el Sr. Ortega es pariente cercano o lejano de D. José Ortega y Gasset, pero su pluma es magistral y no desmerece a la del gran filósofo español. Hoy, sin embargo, no me ha gustado tanto como otras veces su editorial, quizá porque apelar a la nostalgia no suele ser un buen compañero de viaje para las argumentaciones de un articulista. En lo demás tiene razón y parece que sólo fuera de las asociaciones se ve con claridad un futuro que no se está debatiendo convenientemente. Gracias y saludos.
No creo que la unidad de mercado sea la panacea que el sector necesita. Si no nos bajan los impuestos, esto se acabará pronto y Adelson se quedará solo.. ¡ Menudo porvenir nos espera !
No hay más mimbres que los que tenemos. ¿ Yo no se de qué se queja Ortega ?. A lo mejor quiere un puesto asociativo. Yo le regalo el mio.
Si a COMAR le quitan una licencia el sector tiene derecho a saberlo. Como institución pública, la DGOJ debería ser la primera en defender ese derecho de información y no dejarse amedrentar por personalismos doloridos o bufetes que dicen solucionarlo todo por sus buenas relaciones.
Estoy completamente de acuerdo con la afirmación de Ortega y hasta creo que se ha quedado corto. El sector le debe un homenaje por todo lo alto a Eduardo Antoja porque sin él habría sido posible que ya ni existieramos. Además es el único que está dando la cara por la verdadera unidad que todos los profesionales necesitamos y también el único que sabe estar a la altura de esos “monstruos irrepetibles ” que cita Ortega, como D. Joaquín Franco o D. Juan Paredes.