Crece el juego online mientras se mantiene la incertidumbre sobre su publicidad

El juego online en nuestro país sigue frente a la expectativa del cambio de regulación de su publicidad a través del Decreto Comunicaciones Comerciales,  cuando según el Informe de la DGOJ en el cuarto trimestre de 2018 la modalidad ha alcanzado un total de 4.842,05 millones de euros en cantidades jugadas. Eso supone un 14% más respecto al trimestre anterior y nos pone ante un crecimiento que muchos no dudan en calificar de imparable y que, sociológicamente, representa una conquista progresiva de público en la competición o el balance presencial/telemático. Otro dato que respalda esta tendencia con claridad es el del GGR de la modalidad, que ascendió a 702 millones de euros durante 2018 en tanto que en 2013 se situaba en torno a 228 millones, lo que supone un incremento del 207,89% en este periodo de años.

El foco social del fenómeno es preciso ponerlo en los millennials como principales impulsores del éxito del juego online. Esta generación de nativos digitales encuentra su medio natural en el uso de las nuevas tecnologías y su campo más espontáneo y lógico de acción es el casino online. Un medio en el que los Operadores telemáticos adaptan sus ofertas de ocio a los diversos perfiles para intentar atraer al mayor número de usuarios hacia sus respectivas plataformas haciendo evidente hechos como la constante mejora de oferta de juegos a través del smartphone, dispositivo fundamental en la vida diaria de esta generación. 

En este contexto el futuro del sector online pasa para muchos por su publicidad cuya presencia está claro que ha acompañado al crecimiento del negocio: Según la consultora InfoAdex, en 2017, los operadores emitieron más de 2,7 millones de anuncios relacionados con el juego online en todos los soportes actuales, que contrastan con los 128.000 de 2013. Así pues esta fuerte inversión en marketing y en bonos es lo que está en juego ante una nueva regulación publicitaria cuya concreción causa aún más incertidumbre ante el horizonte de las próximas elecciones generales en nuestro país.

Y es así porque el tema de la publicidad del Juego se ha politizado hasta un punto que hubiera sido impensable hasta hace muy poco tiempo. Al ser el juego online una competencia del Estado, no transferida a las Autonomías, su publicidad tampoco aparece como algo regulable por los Gobiernos regionales, pero esta línea conceptual no tiene el acuerdo de todos o puede producir claros desencuentros. De ese modo, por ejemplo, en la Asamblea de Madrid se ha aprobado un texto legal prohibiendo la emisión de publicidad de juego en los medios de televisión y radio públicos de la Comunidad o en otros casos, como el de Aragón, el Regulador se está preguntando si tiene o no la prerrogativa de prohibir que la camiseta de un equipo de fútbol visitante pueda lucir tal publicidad cuando visita sus campos.

Ajeno a estas polémicas el usuario del mundo online se muestra a sus proveedores, los Operadores de Juego, como un cliente cada vez más exigente y preparado. Es un protagonista directo de la transformación tecnológica del consumo a todos los niveles y asume con normalidad y control los mensajes de marketing con perfecta capacidad para elegir sus opciones. Es, también, un cliente compartido en un gran porcentaje por el juego online y el presencial y ambos canales lo asumen de forma creciente, incluso por el hecho irreversible de que hay Compañías que operan en los dos canales y se interesan en fidelizar al jugador en ambos segmentos. Son muy significativas las palabras pronunciadas por Elíseo Orenes Baño (Grupo ORENES) en el último Congreso Anual de Juego organizado por el Gobierno de Castilla y León al decir: “No debemos ver como una amenaza al juego online ya que no solamente se puede orientar al cliente del medio físico al online sino que también podemos hacerlo al revés ofreciéndole una oferta más amplia y diferente”.

La oferta es, efectivamente, fundamental en esa mentalidad del nuevo usuario de juego y el millennials y su horizonte de preferencias puede aparecer en constante ampliación. Por eso está muy lejos de conocerse lo que puede deparar el futuro con respecto a temas como los eSports o los juegos sociales abiertos a apuestas, pero es evidente que en las pantallas de la oferta online no hay ninguna modalidad que no encuentre sus adeptos y por eso es incesante la aparición de nuevas slots junto a las más pura representación de los juegos tradicionales de ruleta, black jack e incluso el bingo.

¿Y el rey del juego por internet, el póquer? Hay varias respuestas y análisis sobre la cuestión, pero una de las más cualificadas puede ser la de Jdigital que literalmente ha argumentado: “Tras cinco años decreciendo, el póker online remonta y crece por primera vez a doble dígito desde la regulación del juego online en España con la entrada en vigor de la liquidez compartida hace un año. Concretamente, el póker online ha crecido un 37% en 2018 alcanzando casi los 82 millones de euros en GGR en España según los datos publicados por la Dirección General de la Ordenación del Juego”.

Para Mikel López de Torre, Presidente de Jdigital, “estas cifras demuestran la buena labor que se está llevando a cabo en temas regulatorios en materia de juego online en España, ofreciendo a los usuarios un mercado atractivo a la vez que seguro”.

Una seguridad que no existía antes de la Ley de 2011, aunque la regulación, siguiendo la argumentación de Jdigital, convirtió las plataformas de póquer online en España en un destino poco atractivo para los jugadores y el segmento fue decreciendo con la salida de los jugadores profesionales de España. En 2017 el póker online generó unos ingresos de 60 millones de euros, esta cifra representaba una caída del 40% respecto a las cifras que tenía el sector justo antes de la regulación. 

Hoy Francia, Italia y Portugal han suscrito un acuerdo sobre liquidez compartida y el crecimiento del póquer ha empujado el aumento global del sector del juego online de forma muy significativa, aunque siguen siendo las apuestas deportivas el segmento con mayor peso en la industria.