CONTROLA, QUE ALGO QUEDA…
AZARplus
¡¡¡Joder, cómo está el patio!!! La Once sorteando cupones que parecen diseñados para que los niños se los regalen a sus padres… y aquí, ni dios se queja… La subvencionada Fejar es lógico que guarde silencio para no disgustar a papá Carballeda, pero nosotros deberíamos haber puesto el grito en el cielo… Aunque no damos premios de 17 millones de euros, también tenemos nuestro corazoncito y nos jode que la competencia abuse del calorcito estatal que le proporciona el Ministro del ramo, ese señor que parece haber olvidado ya que “Ningún modelo de negocio puede sustentarse sobre la vulneración de derechos”… O sea, que pasa de críticas y se aferra a la soberbia del Poder…
Exactamente igual que su Jefe, a quien el Presidente de “El País” ha comparado con el General Franco, ese otro señor que legalizó a la Once y que parte de su interminable ocio lo consumía haciendo quinielas… Pero la comparación no viene por el juego, sino por el control de la información, que ya no es tan zalamera con el socialismo autocrático, ni ciega ante los desmanes puteros y extractivos de los Koldos y los Ábalos… Y eso también jode en un país donde los ciudadanos destinan el 45% de sus ingresos a pagar impuestos…
Aunque yo, sin embargo, no me escandalizo… En mi condición de Decano de la Prensa Sectorial sé muy bien los controles a los que intenta someternos el ecosistema… “Hay que controlar a los medios, porque los medios del Sector los leen los Reguladores”… Y no hace falta que diga de quién y dónde se puede escuchar frecuentemente la susodicha frase… La codicia siempre es incompatible con la mesura y la libertad…
Menos mal que el camino al Monopolio tiene obstáculos… Ayer lo dejó tácitamente claro PEJ y el próximo miércoles Expojoc será un buen ejemplo de una normalidad ajena a quienes actúan asegurando que “el fin justifica los medios”… Este Sector, que siempre ha tropezado consigo mismo, ahora está viendo cómo se levanta un muro en el que puede dejarse los morros… En fin, tranquilidad… Como decía el citado señor que rellenaba quinielas: “No hay mal, que por bien no venga”... Pues eso.
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