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E X C L U S I V A




EL PRESTIGIOSO PROFESOR JOSÉ ANTONIO GÓMEZ YÁÑEZ DESGRANA, ANTE LA EDITORA DE AZARPLUS, SU PENSAMIENTO SOBRE LA REALIDAD ACTUAL DE NUESTRA INDUSTRIA

“Las Administraciones se han quedado por detrás de la Sociedad en lo que se refiere al Juego”

AZARplus

Conversar con José Antonio Gómez Yáñez es aprender. Por eso es de justicia transmitir sus conocimientos, pensamientos y opiniones. Son valiosas y se basan en la observación y el estudio científico. La Industria del Juego esta en un momento crucial ya que como explica el Profesor: “el Juego Online y sobre todo las Apuestas Deportivas nos han puesto en primera línea mediática y por lo tanto la opinión pública está muy atenta a todos nuestros movimientos“. Es decir, se desprende de sus pensamientos, que hemos pasado de no tener apenas visibilidad a ser un punto de mira fijo para la sociedad. Esto puede ser positivo para nuestra imagen como Sector o muy negativo, como se está demostrando que está siendo. La razón: todo aquello que se publica en los medios viene dado por la voz de aquellos que tienen problemas con el Juego y por lo tanto su objetivo final, no nos engañemos, es destruir nuestra Industria. La Administración consiente que tengan voz en todas las reuniones y negociaciones, los medios les dan voz para que sean los que muestren nuestro Sector al mundo y nosotros les ponemos una alfombra roja allá por donde pasan para mitigar una culpa que no deberíamos tener porque es un reflejo distorsionado de aquella Industria que estaba penalizada en tiempos de Franco. ¿Y dónde quedan la mayoria de los Jugadores que son los que no tienen problemas con el Juego? Pero es que además, nuestro Sector es un Sector totalmente normalizado, como acuñó Gómez Yáñez, no tiene que depender de Interior o de Tributos, un motor económico y social como es nuestra potente Industria ha de depender, insiste el Profesor, de Comercio y Turismo porque nuestra actividad genera muchos puestos de trabajo, muchos ingresos a la Administración y ofrece Ocio para la Sociedad. Recomendamos la lectura de esta clase magistral que supone la conversación con Gómez Yáñez y que estamos seguros de que será un punto de partida para la reflexión…

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Quisiéramos formar con nuestra primera pregunta algo aproximado a un tríptico sobre la visión social de la Industria del Juego: 

¿Tiene la sociedad española, los ciudadanos y los medios de comunicación generalistas, una visión correcta de lo que es el Sector del Juego?
La opinión pública ve el juego como una actividad normal, una opción de ocio, incluso más inofensiva que otras. Pero hay un 20% de la población que tiene una actitud hostil, desde una perspectiva moralizante.

En los medios de comunicación hay una tentación intermitente de presentar el juego como origen de problemas por falta de control. Esto se alimenta con reportajes “costumbristas” sobre supuestos casos individuales problemáticos y un manejo engañoso de las estadísticas sobre el crecimiento de las apuestas deportivas online, supuesto origen de males. Esta mezcla se adereza con “estadísticas”, entre comillas, disparatadas sobre las personas con problemas de adicción. Parte de la opinión pública y publicada tienen un morboso placer en presentar España como un nido de toda clase de padecimientos.

¿La tiene la Administración, ya sea central o autonómica, y cree que eso se refleja adecuadamente a nivel legislativo y fiscal?
Las Administraciones se han quedado por detrás de la sociedad en lo que se refiere al juego. En una potencia turística como España, debería depender del ministerio y de las consejerías de comercio y turismo, lo que sólo ocurre en Baleares. En el resto del país depende de Gobernación (Interior, Presidencia, Justicia, etc.) o Hacienda. Es como si los clientes debieran ser defendidos de las empresas o hubiera problemas de orden público o de evasión fiscal o, más bien, el juego fuera concebido como una fuente de impuestos. Desde luego, los impuestos de algunas vertientes del juego son anómalamente elevados, en el borde la estrangulación de algunas empresas. Esto no pasaría si el juego estuviera en las consejerías de promoción económica.

¿Tiene el propio Sector esa visión correcta, actualizada y consecuente, de su verdadera realidad?
Los empresarios y empleados de las empresas del juego tienen una visión muy correcta de su papel social, gestionan muy bien sus empresas, no generan ningún problema que justifique el extraño tratamiento administrativo de esta actividad económica, pero son conscientes de que su actividad tiene sombras en la opinión pública. Fíjese, por ejemplo, que en la filtración a El País –creo que de origen policial- sobre las actividades en España de la red mafiosa rusa Tungaskaia, su implicación con el Banco Central de Rusia y sus relaciones con la Administración Trump, para blanquear dinero no eligen un casino o una red de bingos o salones, sino hoteles. Tampoco hay juego en los barullos de Ignacio González o Paco Granados, por ceñirnos a Madrid. Eso muestra que el sector del juego tiene unos niveles de transparencia muy elevados.

El sector del juego sabe esto, pero no consigue transmitirlo o no se propone hacerlo, y eso opera en su contra.

Quizá las empresas del juego no son conscientes de que con el incremento de los locales destinados salones de juego o apuestas –algunos espectaculares- y el juego online han pasado a ser un sector muy visible. Eso requiere un cuidado de su imagen pública como conjunto.

– Pondría usted alguna objeción a la afirmación ahora recurrente en foros y declaraciones de que “somos un sector económico más, como otro cualquiera”

Me reconozco en esa frase, creo que está detrás de todos mis trabajos sobre el juego. Es un sector económico más, importante en la economía española que tiene en el turismo y el entretenimiento un pilar imprescindible. Lo atípico es el tratamiento que tiene en las Administraciones.

– En España ese recorrido ha pasado por la prohibición y persecución, la despenalización y la legalización, pero ¿hemos alcanzado ya la meta final de nuestro estatus? 
En España se prohibieron desde hace siete siglos, sin mucho éxito, los juegos de suerte, envite o azar, pero no los de habilidad. Las loterías han sido una fuente de ingresos para el Estado, la lotería moderna se ideó para financiar la Guerra de la Independencia y fue aprobada por las Cortes de Cádiz. Durante la Edad Media, se podía jugar en establecimientos autorizados (tafurerías) que pagaban impuestos destinados a la beneficencia o a reparar las murallas de la ciudad. Los cupones “de ciegos” se autorizaron, con el apoyo de la Iglesia, durante las primeras décadas del siglo XX en ciudades de Andalucía, Murcia y Valencia. Muchos bares pusieron en circulación quinielas de fútbol desde 1929, hasta que en 1945 fue nacionalizado este juego, y los ayuntamientos cobraban el 10% de impuestos. Los problemas siempre son por deficientes regulaciones, y los hubo hasta los años 20 en las casas de juego y en la II República con las máquinas.

Lo que ha recorrido el sector desde 1977 es el éxito de un mercado regulado, muy bien, por las Administraciones y gestionado, muy bien por empresas responsables. El juego ha dado muchos menos problemas que otros sectores muy respetables. No citaré casos que están en la mente de todos.

El final del recorrido es que el juego dependa administrativamente de comercio y turismo, como lo que es, un sector del ocio. Y ahora, con el surgimiento de los E-sports y los Fantasy Sports y la generación de los millenials acostumbrados a las pantallas, el sector tiene el reto de adaptar su oferta de entretenimiento a estas nuevas demandas. Las Administraciones no deberían ser un freno para ello, no debería repetirse lo que sucedió con el juego online. Sería más fácil si dependiera de las consejerías de promoción económica, mucho menos intervencionistas que las de Gobernación o Hacienda. En todo caso, con ellas tiene que trabajar el sector para adaptarse a estas nuevas demandas sociales de entretenimiento.

– ¿Por qué asistimos a la paradoja de que las dictaduras y populismos de derechas y de izquierdas siempre se dan la mano en la prohibición del juego? ¿Por qué el totalitarismo político, como también el religioso, le tienen miedo al juego?
El juego es una manifestación de la libertad y, también, de que hay fuerzas incontrolables, como el azar. A quienes quieren controlar las conciencias –eso es el totalitarismo- no les gustan ninguna de las dos cosas.

Las opciones populistas siempre pretenden “sanear” la sociedad, esa es su bandera, por tanto, buscan controlar las actividades que identifican con el pecado, y eso son muchas cosas. Los “sin tax”, impuestos al pecado, el control de horarios, la supervisión extrema de estas actividades, son un serio riesgo para sectores como alimentación, bebidas –bebidas edulcoradas y alcohólicas-, tabaco, juego o espectáculos (recuerda que hay un dirigente político español que critica que los medios de comunicación sean de propiedad privada).

Alguna vez le hemos oído hablar, muy críticamente, de la hiperregulación del Sector, para usted, ¿cuántas páginas debería tener una Ley General del Juego?
Las suficientes para garantizar la transparencia económica de las empresas, los derechos y seguridad de los clientes y la tranquilidad de los vecinos de los locales (horarios, ruido, etc., que deberían ser iguales al resto de la hostelería y ocio nocturno). El problema de la regulación es cuando rebasa su lógica: las administraciones no están para regular cada juego, sino para dejar libertad a las empresas para hacer una oferta de juegos en sus locales con los límites señalados. Claro, deben garantizar que no se estafe a los clientes. En 1977 tuvo sentido un catálogo de juegos en el BOE, hoy no, ni hay que regular las máquinas hasta sus extremos técnicos. Hay que dejar libertad a las empresas para actualizar su oferta de juegos con los límites de transparencia y seguridad económica y salud.

– Entremos en la cuestión de la imagen del Sector. ¿Estamos en una Industria a la vanguardia de la tecnología electrónica y cibernética y en la prehistoria del marketing?
Está a la vanguardia de la tecnología. Pero el juego presencial está en prehistoria del marketing por la regulación restrictiva de su publicidad, muy diferente a la del juego online, lo que es una contradicción asombrosa. Las Administraciones, de Gobernación y de Hacienda, parecen pensar que el juego presencial implica peligros de los que deben proteger a los ciudadanos. Me asombra la débil capacidad para hacer lobby de este sector, Juan Lacarra (ANESAR), en un amable comentario que hizo a un artículo mío, decía que los empresarios del juego parecen haber aceptado algunas imágenes negativas sobre esta actividad. Creo que el sector del juego presencial debería transmitir a las Administraciones “su oferta” de regulación de la publicidad, con un código exigente de autocontrol controlado por Autocontrol. Y debería reivindicar que es un sector de ocio productivo para España. ¿Cuántos sectores en España mantienen 45.000 empleos –en el juego privado-, varias multinacionales, aportan 1.700 millones de € a las Administraciones autonómicas, …?, muy pocos.

Las empresas, colectivamente, deberían plantearse una oferta regular y frecuente de información a la sociedad como un sector económico más del ocio, turismo y entretenimiento.

– Ocio y Juego, Juego y Entretenimiento, Tiempo Libre y Juego… ¿es posible cohonestar estos conceptos cuando el juego implica también apuesta?
El juego de azar o de habilidad y la apuesta (envite) forma parte del ser humano, de los hombres más que de las mujeres. Es una forma de entretenimiento y ocio. También es una forma de relación, muchos clientes van con amigos a casinos, salas de bingo o salones de juego o van para conocer gente. También hay solitarios, claro. Tras la apuesta hay un esfuerzo por saber de algo y reducir riesgos a través de ese conocimiento. Muchas veces hay más conocimiento acumulado sobre la actividad a la que se apuesta en deporte, por ejemplo, que entre quienes juegan en la bolsa. Y nadie dice nada de la bolsa, allí debe ser sano perder dinero.

– Al contrario que en todo lo anterior le pedimos una respuesta casi de monosílabo. Como experto en Sociología y como profesional que seguramente dispone de las mejores estadísticas al respecto, ¿cree que el juego problemático, la ludopatía, deben encender las luces rojas en nuestro país?
No.

España tiene una de las tasas más bajas de “alto riesgo” de juego problemático del mundo, el 0,3%. Esto lo sabemos por los estudios anuales de la Fundación Codere, en los tres últimos años, pero también por un estudio de la propia Dirección General de Ordenación del Juego, otro de SELAE hace cuatro o cinco años y varios en comunidades que también se sitúan en ese nivel, en Cataluña el 0,2% en 2007. Todos hechos con diferentes metodologías y distintos autores. O sea, que los datos son incuestionables.

Creo que el sector del juego, presencial y online, debería comprometerse a medir anualmente –la Fundación Codere parece haberlo asumido por iniciativa de José Ignacio Cases y Germán Gusano y, por supuesto, de José Antonio Martínez Sampedro- este indicador y, en caso de que supere ese nivel, aplicar medidas correctivas inmediatas por su propia iniciativa. Sería un activo de imagen para el sector un acuerdo de ese tipo entre las principales empresas y las patronales, con foto de la firma de un texto bien articulado.

Los pocos datos publicados por los servicios públicos de salud y las asociaciones de afectados, muestran que en España no hay más de 20.000 personas en tratamiento por adicción al juego (un 0,06% de la población entre 18 y 75 años). Esto es un problema grave para los afectados, pero no es un problema de dimensión social ni justifica medidas “generales”, que serían tirar el dinero público. En este terreno hay que ir a medidas de precisión y dejar de lado la demagogia. Temo que podemos ir en dirección contraria, y eso será malo para el sector y otro dispendio de dinero público.

Entonces, ¿por qué ese bombo y ese martilleo que va desde los titulares de Prensa hasta las sesiones de susto en algunas sedes parlamentarias?
Por varios motivos. Porque vende. Se buscan nuevas enfermedades aparentemente terribles una vez vencidas las convencionales. La enorme crisis de los medios de comunicación está llevando a que presten atención a los sucesos –ver los telediarios empieza a ser demencial- o a “temas de interés social o locales” porque los periodistas freelance tienen que vender un reportaje a su alcance. Además, hay asociaciones de afectados que piensan que inflando el problema atraen la atención de los medios (y patrocinadores).

¿Por qué en las instituciones aparecen con frecuencia intervenciones sobre el juego alarmantes? Por una deficiente calibración de los problemas del país por parte de los partidos, que lleva a que crean que hay problemas que no existen. Pero, en esto el sector tiene responsabilidad: desde que hace unos años Codere me dio la oportunidad de investigar y tratar con sus responsables, me ha sorprendido su baja capacidad para hacer lobby, para transmitir a las instituciones, los partidos y los “reguladores” sus intereses de fondo, más allá de la pugna por los impuestos, los controles de entrada o los horarios y cuestiones de detalle.

Me parece que el sector del juego, sobre todo el presencial, tiene intereses comunes que no consigue articular. ANESAR y COFAR están en CEOE, y eso es muy bueno y les da influencia, pero hay intereses más generales de la industria y las empresas del juego que me parece que no se consiguen articular. Especialmente, mejorar la imagen del sector, combatir esas imágenes negativas en la opinión pública, los medios y los “reguladores” recién llegados a sus direcciones o subdirecciones generales.

Las empresas del juego podrían hacer mucho más por presentarse como un sector clave para atraer turismo de calidad, proporcionar entretenimiento a sus clientes, embellecer el entorno de sus ciudades (¿se han fijado en las restauraciones de edificios históricos que han hecho los casinos de Bilbao, Valladolid, Gijón, Gran Vía de Madrid, … o los nuevos edificios de Valencia, Ceuta, San Roque o Illescas …), con capacidad para crear multinacionales españolas que invierten en muchos países lo que indica una capacidad de gestión y de creación de saber hacer empresarial enorme. Que las Administraciones y los medios presten mucha más atención a posibles inversiones extranjeras en España o a problemas casi inventados y dejen en segundo plano a estas grandes empresas españolas es sorprendente. Por otro lado, que en España la tasa de juego problemático sea tan reducida se debe a la cuidadosa manera en que las empresas españolas gestionan sus locales. Todo esto son activos que la industria del juego debe promocionar, no resplandecen ellos solos. Tienen un trabajo que hacer de think tank, de creación de opinión sobre la realidad de la industria del juego y su aportación a la sociedad.

Profesor Gómez Yáñez, para terminar, ¿podemos ser optimistas? ¿La Sociedad en general, incluidos los Reguladores, va a vernos alguna vez como el Sector que realmente somos?
Alimentar a los medios, partidos e instituciones con una opinión fundamentada sobre la realidad de la industria del juego es responsabilidad de la propia industria. Nadie lo va a hacer por ella.
Es un problema de suministrar informes, datos, publicarlos correctamente (con facts-sheets mensuales e informe de fondo con datos), circularlos en los medios y en las instituciones, partidos e interlocutores sociales, demostrar que es relevante en términos económicos, que las sombras que se proyectan sobre ella no son ciertas, que las opiniones de sus empresarios son solventes y relevantes, que tiene empresarios valiosos (los reconocimientos estos años a Manuel Lao y a José González Fuentes, entre otros, deben ser vistos como un patrimonio del sector y el reconocimiento a una generación extraordinaria de empresarios), etc. Vaya, hacer lobby en el mejor sentido de la palabra. La pasividad a este respecto tendrá consecuencias negativas.

Las personas que ocupan los cargos de “reguladores” llegan al juego con recelo. Pero en muy poco tiempo cambian su opinión sobre el sector y sus empresarios. No es un secreto que mantiene excelentes relaciones con una decena de “reguladores” y que varias Administraciones tienen un elevado compromiso ayudando a celebrar congresos, ferias, etc. También es verdad que hay reguladores que parecen mostrar un menor interés por el sector y que hay interferencias desde otras consejerías que presentan el juego como un problema de salud desmesurando su dimensión.

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