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E X C L U S I V A

REPRODUCIMOS ÍNTEGRAMENTE EL HISTÓRICO NÚMERO 23 DE LA REVISTA AZAR

… y entonces CIRSA nos sorprendió a todos con la comercialización de su Whisky Mc Dermond…

AZARplus

Morilla es un apellido grabado en la Historia de nuestro Sector y que ilumina las primeras luces de su nacimiento gracias a un hombre enormemente emprendedor y vital, Adolfo Morilla. Desaparecido hace ya muchos años aquel militar que colgó su uniforme lleno de estrellas porque se enamoró del Recreativo –del Automático se decía entonces- tuvo su continuidad en el mundo de la empresa en su sobrino, Rodrigo Martínez Morilla, que con mucho sentido lúdico y muy bien asentadas ideas vino a ocupar nuestra Portada al comenzar el otoño de 1986. Rodrigo también llegó al Sector “de rebote” después de 3 años de estudios de Medicina y de vestir como futbolista los colores del Real Madrid, del Rayo Vallecano, del Tenerife y del Deportivo de La Coruña y lo curioso es que ya en aquellas fechas decía que “el Sector está perdiendo carisma y es por nuestra propia culpa”….

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Desde luego los problemas del Sector existían y entonces lo ponía de relieve la difícil situación asociativa que hacía que Joaquín Franco se estuviera quemando personalmente al ejercer la Presidencia de FACOMARE. En un duro y sincero editorial Juan Manuel Ortega se lo decía, se lo reprochaba, a su querido amigo Joaquín en un análisis cuya lectura recomendamos a todos como ejemplo de la capacidad crítica de nuestra Revista y de su insobornable defensa del Sector “caiga quien caiga”. Sin embargo, también desde nuestras páginas se reconocía que la Asociación funcionaba y después de una maratoniana sesión de su Directiva a camisa remangada parecían darse pasos adelante en cuestiones tan controvertidas como los boletos, los Reglamentos autonómicos o las Ferias.

Además, FACOMARE se temía que la Generalitat del País Valenciano les había metido un gol con la cuestión de la movilidad territorial de las máquinas, mientras que precisamente los boletos eran también un quebradero de cabeza para los políticos. En el Parlamento Vasco el diputado popular defendía una Proposición No de Ley que, en definitiva, se basaba en la sospecha de que el Gobierno del PNV no había adjudicado su explotación a la empresa Alfanuméricas de la forma más ejemplar del mundo.

Lo cierto es que todo el panorama de las acciones autonómicas estaba bastante confuso y revuelto en esos tiempos. Como botón de muestra de ello estaba, por ejemplo, que en Baleares era una Asociación sectorial, ACOMAN, la que reivindicaba que las competencias de juego fueran transferidas al Gobierno autónomo.

Pero mucho menos complicadas y más festivas eran sendas informaciones sobre los dos indiscutibles líderes sectoriales. CIRSA, es decir los hermanos Manuel y Juan Lao, organizaron una magnífica fiesta de presentación para lanzar su propia marca de whisky : Mac Dermond, que por cierto estaba buenísimo. A la convocatoria acudió todo el Sector, incluidos los hermanos Franco, y la boite madrileña donde se celebró desbordó de personajes famosos del mundo del espectáculo, del deporte y del periodismo.

Por su parte los propios hermanos Joaquín y Jesús Franco vivían junto a su madre doña Sandalia una jornada de profunda emotividad: en su pueblo toledano de Ajofrín toda la población se volcaba en el homenaje multitudinario con el que se les nombraba Hijos Predilectos de la localidad. Fue una gran gala popular y un día de fiesta para todos con un aplauso atronador cuando se descubrió una Placa Conmemorativa en la que se leía que los Franco “supieron crear un imperio económico que es gloria y modelo para este pueblo que les vio nacer y de donde partieron hacia su gran aventura”.

Aventura que con distintos grados de éxito compartían otras diversas empresas y empresarios de los que AZAR daba noticia en sus páginas. Entre ellos y con el muy lícito pretexto de la amistad citaremos a Antonio Inglés, que junto a Jordi Carreras inauguraba una nueva sede de Tecfri en Valencia, y a Bernardino Carbonero que en aquellos momentos fabricaba su primer pinball propio desde su empresa Vecoat y le bautizaba ilusionadamente como “Dream”.

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