Presentamos el Número 10 de la Revista AZAR en el que Blanca Altuzarra es la protagonista

Al histórico nº 10 de la Revista AZAR le faltó muy poco para ser un monográfico al recoger exhaustivamente el contenido de la gran Mesa Redonda organizada por la propia publicación en un Hotel de Madrid y donde se batió el récord de participación a título personal de empresarios y dirigentes asociativos del Sector. Se trató de un formidable foro para abordar en libertad la cuestión palpitante de la Unidad y el Diálogo, algo que en esos momentos forzosamente giraba alrededor de la acción y la propia estructura de FACOMARE como institución más fuerte y representativa de la Industria del Recreativo…

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Pero la Portada ofreció una cara mucho más amable y tranquilizadora que algunas de las cosas que se oyeron en esa irrepetible – o al menos irrepetida- reunión. Blanca Altuzarra nos brindó su serena sonrisa y sus declaraciones en una entrevista que ponía en valor el mérito del trabajo de una mujer en un Sector abrumadoramente dirigido por hombres. Blanca era a la sazón la Directora Comercial de AZCOYEN, que entonces aún no había cambiado su C por la K, y nos ofrecía una semblanza verdaderamente emocionante de la trayectoria de una jovencita que al acabar el bachillerato con 16 años comenzó a trabajar en esa empresa con la idea de hacerlo solamente durante esas vacaciones y acabó “enganchada” a esa Casa y al Sector. La fabricación de máquinas de vending se amplió a los medios de pago para modelos del Recreativo y Blanca fue ascendiendo en el escalafón hasta convertirse en una figura relevante y muy conocida de toda la Industria realizando una gran labor profesional que AZAR ya quiso resaltar desde el titular de la entrevista: “Me exigen más que a cualquier hombre”.

Otra información de relieve fue el anuncio de que el Grupo FRANCO preparaba una Exposición de sus modelos en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Madrid del Paseo de la Castellana. Dos días iniciados con un discurso inaugural del conocido periodista Emilio Romero, visita programada de 30 medios de comunicación de Prensa, Radio y TV y proyección durante las jornadas de vídeos explicativos sobre la creación de máquinas. Además RECREATIVOS FRANCO preveía la invitación del Presidente de la Comunidad de Madrid y del Alcalde de la ciudad e incluso la de diversos Embajadores de países sudamericanos donde se comercializaban sus modelos. El lema de la Exposición “30 años a toda máquina” se justifica porque al 10º aniversario de R. FRANCO se sumaba el 20ª de INDER, la empresa que desde hacía un año se había prácticamente fundido a la marca de los hermanos Joaquín y Jesús Franco. Y precisamente Joaquín se hallaba en aquellos momentos en Sevilla para constituir Faresa en un acto celebrado en el Casino Bahía de Cádiz. Ambos, el Casino y esa empresa que quería nacer como la primera fábrica de máquinas en Andalucía, eran propiedad de FRANCO, pero la noticia se derivaba también a la iniciativa que en el evento tomaron las Asociaciones FACOMARE y ANMARE para contribuir con cinco millones de pesetas a la Fundación contra la Droga que se iba a constituir bajo la Presidencia del hasta entonces Director General de Juego de la Junta de Andalucía, Antonio Falcón.

En la gran Sala de Reuniones del Hotel Luz Palacio de Madrid Juan Manuel Ortega, entonces Director de la Revista AZAR y hoy su Editor de Honor, tomó la palabra ante una amplísima Mesa Redonda (en realidad rectangular, pero basada en el concepto original de igualdad de los participantes) para crear una ocasión única de debatir libremente y sin jerarquías la situación del Sector, la unidad de sus profesionales y muy concretamente el futuro de FACOMARE, buque insignia del asociacionismo gremial.

La reunión resultó intensísima, con peticiones de palabra que se le acumulaban al moderador Juan Manuel Ortega, donde la buena voluntad general no siempre pudo saltar por encima de enconos y enfrentamientos particulares y en un entorno que puso de relieve un cierto desconcierto sobre si una gran asociación nacional estaba para aglutinar a las asociaciones territoriales y recoger su poder o, por el contrario, para ser un punto de apoyo a la acción de éstas. ¿Fabricantes, Distribuidores y Operadores fundidos en unas siglas? ¿Unión o solo coordinación y lealtad entre subsectores? Sobre todos estos temas hubo intervenciones de gran calado y se mostró que la inteligencia y el sentido profesional podían recabar tanto en las posturas conservadores como en las más audaces que proponían cambios disruptivos. También merecen mencionarse exposiciones tan lucidas como la de Gabriel Montero pidiendo avanzar en el debate desde cómo debía ser FACOMARE hacia lo que debía de hacer FACOMARE: Cambiar la imagen pública del Sector para obtener mejores resultados ante la Administración. Y desde luego no podemos olvidar a un caballero que tomó la palabra en ese encuentro para decir algo así como “aunque solo llevo cuatro años en el Sector y represento a una Asociación pequeña, ANESAR está aquí y no se puede hablar solo de FACOMARE y de ANDEMAR al plantearse confederaciones o federaciones para tener una voz ante la Administración”. Ese caballero era Pablo Arranz y hoy sabemos que el tiempo le dio plenamente la razón. Asimismo no pasó por alto un silencio clamoroso, el de José Antonio Martínez Sampedro quien, atento a todos, no pidió ni una sola vez la palabra. Quizá el joven empresario se contuvo para no hacer estallar una carga de profundidad en mitad de la reunión, porque solo unos pocos días después hizo llegar a nuestra Redacción un artículo de opinión al respecto que era precisamente eso, explosivo: “¿Unidad? No, gracias”. Allí decía: “En nuestra actividad coexisten concepciones muy diferentes de lo que somos y de lo que queremos ser y la UNIDAD es una utopía totalmente inviable en la que es absurdo seguir desgastándose”.

Los lectores pueden abrir en esta web las páginas de esta Revista y visitar uno a uno los argumentos de todos sus protagonistas. Es un ejercicio lleno de interés histórico y para muchos indudablemente también de emociones profundas, porque son varios los hombres cuya imagen o palabras reproducimos y que ya no están entre nosotros. Treinta y dos años nunca dejan de pasar factura, pero también pueden mostrarnos que podemos y debemos estar orgullosos de unas raíces echadas por tantos y tantos profesionales que lucharon por sus empresas y por su Sector en los momentos más difíciles y de mayor incomprensión de su historia.